Las recientes encuestas del CIS y del CEO no han reportado buenas noticias para Puigdemont y los suyos. El CIS coloca a JxCat en quinta posición en intención directa de voto a 12 puntos de ERC y por detrás de PSC, Comunes y Ciudadanos. El CEO no es tan radical, coloca a Junts en segunda posición, pero también otorga una clara ventaja a los republicanos de entre 7-8 diputados. No sólo eso. Puigdemont obtiene una valoración inferior no sólo a Junqueras, sino a otros muchos políticos catalanes como Illa, Iceta, Albiach o incluso el propio Torra en la encuesta del CEO.
Por si fuera poco, el CEO hace aparecer al PDeCAT por primera vez con opciones de obtener representación parlamentaria, probabilidad que puede incrementarse de aquí a la celebración de las mismas y que sin duda se nutre de exvotantes de JxCat.
Pero no sólo los sondeos demoscópicos le traen malas noticias. Las primarias en JxCat están creando un cisma entre su candidato, Damià Calvet y Laura Borràs que, a pesar de la amenaza legal que pende sobre ella por presunta corrupción, parece contar con un apoyo nada despreciable de las bases por su mayor personalidad y su apuesta más radical.
Sólo una resolución del suplicatorio antes de los comicios, fuera cual fuera el resultado, puede devolver a Puigdemont el protagonismo
Ante esta situación la disyuntiva de Puigdemont no es fácil. Por un lado, Calvet pide que encabece la lista por Barcelona aún sin ser candidato. Evidentemente ello hace mejorar las expectativas electorales de JxCat, pero Puigdemont corre el riesgo de no remontar como hizo el 21D y quedar por debajo de un candidato republicano nada glamuroso, como es el caso de Aragonès. Y evidentemente esta circunstancia debilitaría en gran medida su figura y el ya renqueante Consell per la República. Pero no hacerlo sería interpretado como una renuncia a ganar. Sería tirar la toalla, aunque su figura personal quedaría más preservada que si es derrotado personalmente. Sólo una resolución del suplicatorio antes de los comicios, fuera cual fuera el resultado, puede devolver a Puigdemont el protagonismo que necesita para tratar de remontar la situación.
En estas circunstancias la tentación de aplazar las elecciones utilizando la pandemia como coartada es alta. Estos días tanto Budó como Sàmper han lanzado sendos globos sonda. No lo tienen fácil porque la decisión ya no depende del Parlament ni del Govern si no en última instancia de la Junta Electoral. La suspensión de las elecciones podría encontrar la comprensión de Ciudadanos, también tocado en las encuestas, pero la oposición de ERC, PSC, Comunes, PP e incluso la CUP se da por descontada.
Otra amenaza que pende sobre los comicios es que, con el argumento de facilitar la participación, se relajen las medidas de control en el voto por correo
Otra amenaza que pende sobre los comicios es que, con el argumento de facilitar la participación, se relajen las medidas de control en el voto por correo. Ya hemos visto en las elecciones americanas los problemas que genera un voto por correo masivo. Y es que el voto por correo favorece la compra de votos, los piquetes ideológicos que ‘fomentan’ el voto y otros posibles fraudes.
Habrá que estar atentos a lo que ocurra en las próximas semanas para evitar maniobras partidistas que pongan en entredicho la fecha y la limpieza de las próximas elecciones.