Todas los idiomas del mundo se dividen en dos grupos: los que uno conoce y los que no.
Cuantos más idiomas conoce una persona, mayor cultura, mayor empatía con otras culturas y mayores oportunidades en la vida.
Las lenguas tienen una función muy elemental que no podemos olvidar y que consiste en facilitar la comunicación entre las personas. Sin duda conocer idiomas nos enriquece como personas y como sociedad.
Sin embargo, en Cataluña hace tiempo que asistimos a un debate sobre la educación y las lenguas con conceptos profundamente perturbadores como «inmersión lingüística», «lengua vehicular» o «lengua propia».
«Tener una escuela única nos ha permitido construir una sociedad basada en el bilingüismo como un gran bien común.»
Un debate que nos empequeñece como sociedad, en el que el nacionalismo excluyente trata de imponer el catalán como lengua predominante con respecto al castellano, con el fin de construir una ficticia identidad nacional.
Un debate emocional y perverso que nos aleja de lo importante, que es garantizar un elevado nivel de competencia en el conocimiento de lenguas de nuestros hijos.
Durante la transición, tomamos una sabia decisión al no permitir la separación de escuelas por el idioma. Tener una escuela única nos ha permitido construir una sociedad basada en el bilingüismo como un gran bien común.
Sin embargo el nacionalismo y la obsesión por generar una identidad excluyente está destruyendo este gran logro. El bilingüismo catalán/castellano es un gran éxito que nos une y que debemos conservar frente a los dirigentes que se empeñan en dividir la sociedad en dos.
«Seguir manipulado las lenguas para dividir y enfrentar, solo nos lleva a la frustración y al deterioro de la convivencia.»
De hecho, debemos dar un paso más allá y ampliar el bilingüismo que ya está superado por los tiempos. El mundo global nos sumerge en la necesidad de integrar más idiomas en nuestra educación. Muchos de nuestros nuevos conciudadanos emigrantes han introducido nuevas lenguas en nuestra sociedad que se suma a la necesidad de conocer otras lenguas de carácter global como el inglés. Así que avanzamos hacia una sociedad con dos lenguas oficiales pero multilingüe en su conjunto. Por este motivo, la educación debe garantizar un alto nivel de competencia en un mínimo de 3 o 4 idiomas, incluidos el castellano y el catalán.
Ha llegado el momento de erradicar de nuestra leyes educativas conceptos como «lengua vehicular», o «inmersión» para centrarse en lo importante, que es que nuestros hijos tengan un elevado nivel de competencia en catalán, castellano, inglés y otros idiomas. Esto nos convertirá en una sociedad culta, cosmopolita y plural. Seguir manipulado las lenguas para dividir y enfrentar, solo nos lleva a la frustración y al deterioro de la convivencia.