En el tosco esquema mental en el que se nos ha ido educando a los españoles para abordar el tema de la política, el pensamiento complejo ha sido abolido. El pluralismo, la diversidad de enfoques y sensibilidades inherentes a toda comunidad humana, y para cuya gestión se inventó la democracia, han sufrido el cambiazo por la confrontación de tribus irreconciliables. Y para mayor simplificación, solamente se consideran dos tribus existentes, nombradas con los lados del cuerpo humano. La «izquierda», también llamados progresistas, y la «derecha», también llamados fascistas en la refriega a cara de perro, y conservadores cuando se intenta guardar la apariencia de debate civilizado.
De esta manera, la participación política que es derecho de todo ciudadano, se reduce a la elección de bando y bajar al barro de la confrontación tribal. Quien quiera salirse de esa dinámica, se le considera un peligroso farsante. Y para mayor afianzamiento de ese escenario de confrontación, se nos obliga a retrotraernos a los esquemas mentales de una guerra civil del año de la quica.
Desde este planteamiento, eso que se llama «la izquierda» se asume que es el bando de los buenos. Son los que aman la justicia social, la lucha contra las desigualdades. En general, son los que se apropian de causas en las que muy poca gente puede estar en desacuerdo, para decir que solo ellos son los que van a luchar por esas causas. Los que no sentimos necesidad de elegir bando, que reclamamos la libertad personal de tener sobre cada tema nuestra visión personal e intransferible, de acuerdo con nuestros valores individuales y nuestra experiencia única, podríamos pensar que adelante con ello, que sin querer pertenecer a ninguna tribu política, ya nos va bien que luchen por esas causas que nosotros somos los primeros en defender.
Es ese espíritu de «solución final», de decisión definitiva que acabe con los problemas de una vez por todas
Pero esa «izquierda», para abordar esas causas tan nobles, comete errores de planteamiento que les pone fuera de la realidad y les incapacita para resolver nada. Uno, es el ya mencionado de creer que solamente los que se declaren miembros de la tribu izquierdista tienen nobles ideales. Otro es ese espíritu de «solución final», de decisión definitiva que acabe con los problemas de una vez por todas. Y por último, derivado del anterior, la mentalidad de borrar el pasado. En definitiva, el pensar que la Humanidad ha estado equivocada durante toda la historia y que ahora son ellos y solo ellos los que vienen a traernos el paraíso carente de problemas sociales.
Esto es un planteamiento muy poco científico, y después de siglos de ciencia económica tenemos que ver en el gobierno a gente que no sale de una mentalidad de tertulia familiar, que está bien para hacer el guión de una película de Robin Hood, pero no para administrar una sociedad del siglo XXI.
Solucionar las desigualdades sociales a base de un impuesto a los ricos es no entender en qué consiste la economía. La riqueza de una sociedad no es el dinero. Si fuera tan simple, con darle a la maquinita estaría todo arreglado. La riqueza de una sociedad son los millones de transacciones que los particulares realizan entre sí libremente, basadas, eso sí, en la confianza que da el dinero. Y pensar así no es una elección estética de una gente de mal gusto llamados conservadores, sino una evidencia empírica de como han funcionado las sociedades humanas desde tiempo inmemorial. Éste es el salto de perspicacia que la gente «de izquierdas» no sabe dar, seguramente porque el narcisismo descrito anteriormente se lo impide.
Solucionar las desigualdades sociales a base de un impuesto a los ricos es no entender en qué consiste la economía
La «izquierda» dice que va a hacer políticas sociales. Pero la principal política social, la que más necesitan las clases más desfavorecidas de la sociedad, es el pleno empleo que dé lugar al crecimiento de la clase media. Y para esto hace falta un dinamismo empresarial que no esté acosado por los impuestos. ¿Qué planes tiene la izquierda para hacer una enseñanza de calidad al alcance de todas las capas sociales para que desde las más desfavorecidas se pueda acceder a empleos de calidad?