La tradicional competencia del establishment catalán con Madrid se ha avivado estos días a cuenta de la trágica pandemia del COVID-19. Con los test de antígenos como protagonistas, los líderes catalanes intentan ahora poner en práctica la estrategia liderada por la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, desde el mes de septiembre y que, de momento, ha logrado controlar la expansión del virus en esa comunidad.
El disparo de salida para esta nueva competición lo dio la semana pasada el investigador Oriol Mitjà, que ha pasado de ser asesor del Govern para el COVID-19 a uno de los mayores críticos de la gestión desarrollada por ERC en el Departamento de Salud catalán. Mitjà destacó la labor desarrollada por la Comunidad de Madrid para controlar los contagios y puso como ejemplo el uso masivo de los test de antígenos y la cooperación entre lo público y lo privado para lograr afrontar con cierto éxito la crisis sanitaria y económica.
Con sus palabras, Mitjà se convirtió en la mecha que ha llevado a entidades como la Pimec a exigir este tipo de test para los catalanes. Desde la Cambra de Comerç no han querido esperar a la respuesta de Salud. La entidad presidida por el independentista Joan Canadell ha anunciado que ofrecerá la realización de esta prueba en la capital catalana y en Granollers. La iniciativa de la Cambra sería uno de los ejemplos de lo que Mitjà alabó en Madrid y reprochó que no se hubiera promovido en Cataluña, a pesar de que él mismo lo incluyó en su decálogo para la desescalada, presentado el mes de abril y nunca aplicado por el Departamento de Salud.
Menos contagios pero más UCIs
Si algo ha molestado especialmente en Cataluña al observar los buenos resultados de Madrid ha sido que estos se han logrado sin necesidad de paralizar la actividad económica. Aquí, por el contrario, el sector turístico, el hostelero y el del ocio llevan semanas de cierre prácticamente total, con pérdidas incalculables y pocas esperanzas de recuperación a corto plazo. De ahí que en medios separatistas se intente mantener la moral alta criticando, por ejemplo, que en Madrid, aunque bajen los contagios, se mantiene la presión sobre las unidades de cuidados intensivos. Una forma como cualquier otra de restar méritos al adversario.
Los cargos políticos, como era de esperar, no se han mantenido al margen de esta competición. Y, así, mientras Mitjà defiende el uso de los antígenos, el coordinador de la Unidad de Seguimiento del COVID-19 en Cataluña y subdirector general de Vigilancia y Respuesta a Emergencias de la Agencia de Salud Catalana (cargos dependiente de Salud), Jacobo Mendioroz, cuestiona su eficacia. Algo que ha llevado al otrora médico de cabecera del Govern a reclamarle que deje de frenar el uso de estos test en Cataluña y que imite a sus «paisanos».
Al final, la realidad ha acabado por imponerse y Salud parece que intentará poner en marcha la misma estrategia que Madrid. De este modo, el departamento dirigido por Alba Vergés negocia ahora con las farmacias que puedan realizar este tipo de pruebas. Algo que parece mucho más razonable que pretender que los alumnos de secundaria se hagan ellos mismos los test en los centros educativos, tal y como propuso el departamento hace un par de semanas.