El último barómetro del CIS coloca la desconfianza hacia la política y los políticos como primer problema para los españoles por encima de la crisis sanitaria. En efecto, los peligros para la salud y falta de recursos para hacer frente a la pandemia es el primer problema para el 24,7% y el segundo para el 9,8% de los encuestados. Pero es la única pregunta relacionada con el tema sanitario. Por el contrario hay cuatro preguntas sobre la política con matices mínimos. El mal comportamiento de los políticos es el primer problema para el 11% y el segundo para el 5,4%. Los problemas políticos en general son el primer problema para el 10,9 y el segundo para el 4,6. Lo que hacen los partidos es el primer problema para el 3,6% y el segundo para el 2,8%. Por último las acciones del gobierno y los partidos /o políticos es el primer problema para el 5,4% y el segundo para el 1,1%. En total el malestar con la política y los políticos es el primer problema para el 30,9% y el segundo para el 13,9%.
Es muy significativo, y preocupante, que el descontento con la política y los políticos sobrepase ampliamente a la preocupación por los aspectos sanitarios y, también, por los económicos, que son vistos como el primer problema, uniendo paro y dificultades económicas, por el 17%, aunque como segundo problema alcance el 31,6%.
Es muy significativo, y preocupante, que el descontento con la política y los políticos sobrepase ampliamente a la preocupación por los aspectos sanitarios.
Para tener con que comparar, los temas que , junto a la pandemia y los problemas económicos, monopolizan la agenda política y mediática, preocupan poquísimo a la ciudadanía. La Monarquía es el primer problema para el 0,1% y el segundo para el 0,5%. La Administración de Justica es visto por el 0,3% como primer y segundo problema. La violencia de género es vista por el o% como primer problema y por el 0,25 como segundo.
El resultado de la encuesta es una clara descalificación de las prioridades y actuación de la clase política que puede acabar afectando al régimen democrático y que, más pronto que tarde, acabará reflejándose en los resultados electorales, especialmente, si como todo indica, la crisis económica se prolonga y se agudiza.
Muchas son las razones que explican esta situación. La desconexión de la agenda política y mediática de los problemas reales, la continua disputa entre partidos, la nula empatía de los políticos incapaces de rebajarse el sueldo mientras piden esfuerzos a la ciudadanía, los escándalos de corrupción de unos y otros o la incapacidad de llegar a acuerdos y de anteponer los intereses generales a los intereses partidistas. Podría seguir, y seguro que los lectores pueden sumar otras razones.
Pero si no se afrontan reformas estructurales específicamente dirigidas a cambiar la dinámica política, el futuro lo veo muy oscuro.
El CIS, es decir la política en su peor versión, oculta la realidad segregando las preguntas pero el problema esta ahí. Soy un firme defensor de la democracia y el Estado de derecho como la forma de gobierno menos mala. Pero si no se afrontan reformas estructurales específicamente dirigidas a cambiar la dinámica política, el futuro lo veo muy oscuro. Algunas sugerencias: reformar el sistema electoral, rebajando el poder de las direcciones de los partidos, modificar la regulación de la financiación de los partidos con menos hipocresía, y con más transparencia, reducir el número de cargos políticos tanto de elección como asesores de toda índole. También es imprescindible relajar la actitud cainita de la clase política y reformar el sistema autonómico para asegurar la coordinación y la lealtad entre todos.
Los nacional-populismos son una evidente amenaza para democracia liberal. La sensación de ineficacia y el deterioro de la política, puede ser la puntilla. La tendencia iliberal va ganando terreno en todo el mundo. Si la democracia liberal no reacciona acabará imponiéndose, también en Europa. Y España es uno de los eslabones débiles de la cadena como ya empiezan a denunciar muchos medios internacionales.