Una desescalada demasiado rápida en algunas comunidades, infraestructuras de control epidemiológico insuficientes o «la polarización política y la gobernanza descentralizada» son algunos de los motivos por los que la prestigiosa publicación médica The Lancet considera que la segunda ola del COVID-19 es especialmente preocupante en España. Así lo recoge en un editorial basado en la información firmada por 20 científicos españoles y publicada en la misma revista el pasado mes de septiembre.
«Cuando se levantó el cierre nacional en junio», afirma The Lancet, «algunas autoridades regionales probablemente reabrieron con demasiada rapidez y fueron demasiado lentas en la implementación de un sistema de seguimiento y localización eficiente». Y prosigue: «En algunas regiones, la infraestructura de control epidemiológico local fue insuficiente para controlar futuros brotes y limitar la transmisión comunitaria. La polarización política y la gobernanza descentralizada de España también podrían haber obstaculizado la rapidez y la eficiencia de la respuesta de salud pública. Mientras que la primera ola pudo haber sido impredecible, la segunda ola en algunas partes de España fue bastante predecible«.
Comisión independiente para un «futuro brillante»
Tal y como reclamaron los científicos españoles en septiembre, la publicación médica se muestra también partidaria de que una comisión independiente evalúe la gestión desarrollada por el Gobierno central y las comunidades autónomas. Una evaluación que, afirma, debe «comenzar de inmediato», «generar consenso entre la sociedad» y llevarse a cabo con un «compromiso firme» del Estado y las autonomías. Esta comisión, apunta, tiene que tener un enfoque «independiente, diverso y multidisciplinario«, además de «un alcance amplio». Solo así, señala, se podrá «tranquilizar a la población» y restablecer «la confianza en el enfoque del Gobierno en materia de salud pública».
A pesar de la gravedad de la pandemia en España, sin embargo, The Lancet también recuerda que los indicadores de salud españoles son buenos, teniendo en cuenta el índice sociodemográfico. Y por ello concluye que «si los líderes políticos pueden sacar conclusiones de su respuesta subóptima al COVID-19», España estará bien posicionada para «brindar a su población un futuro brillante y saludable«.