La delincuencia por internet está aumentando, como advertimos anteriormente. Los estafadores se adaptan al confinamiento desarrollando nuevas maneras de robar. El phishing es una de las más habituales: adoptar una identitad falsa, por ejemplo de una entidad bancaria, para obtener datos de la víctima.
Véase la imagen que acompaña a esta noticia, donde lo que parece ser un correo de la Caixa -con el logotipo, una redacción verosímil, un aviso que parece plausible-, en realidad es otra cosa.
Basta con fijarse en el remitente: reza@frenchdistrict.com es imposible que se trate de una dirección de la Caixa. Y el link al que se urge a entrar al receptor del mensaje, sin duda esconde una web donde los datos que se le soliciten serán utilizados alevosamente.
Las prisas y los nervios propios de la situación actual agravan el peligro. Nunca hay que bajar la guardia, ni precipitarse a seguir links o a bajar documentos adjuntos que procedan de remitentes sospechosos.
Es importante estar atentos a la dirección exacta del remitente -a veces varía una sola letra, pero está claro que si pone, por ejemplo, Amazen, no es Amazon aunque el mensaje lo parezca-; desconfiar cuando una entidad se dirige a nosotros de una manera no habitual, y pensar en la coherencia del mensaje, puesto que nadie nos va a pedir datos que ya obran en su poder.