La difícil situación que atraviesa España en estos momentos no es sólo culpa de la pandemia del COVID-19. Esta es, al menos, la tesis que manejan dos expertos, uno alemán y otro francés, que, en sendos artículos publicados estos últimos días, ponen en duda la capacidad del país para salir adelante. Y, lo que podría ser más grave en el plazo inmediato, la posibilidad de gestionar eficientemente el dinero que, procedente de la UE, debe servir para afrontar las consecuencias sociales y económicas del coronavirus.
«España todavía no es un Estado fallido pero no está lejos de serlo». Esta es la conclusión del economista alemán Friedrich Leopold Sell, quien, en un artículo publicado por el diario sueco Neue Zürcher Zeitung, analiza la situación de nuestro país para intentar despejar si realmente está o no capacitado para gestionar las millonarias ayudas del Fondo Europeo para la Reconstrucción, habilitado para hacer frente a la crisis provocada por la pandemia del COVID-19. Sell cuestiona a lo largo de su artículo que la situación política española pueda garantizar un uso eficiente de ese dinero y llega a plantear como recomendación la intervención del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional para «garantizar que los proyectos significativos se identifiquen, planifiquen y financien» con este dinero para, «después, ser evaluados«.
Sell, como se suele decir, no deja títere con cabeza en su repaso sobre la situación actual de España. Considera que todos los pilares del país como Estado democrático están en crisis. «Están sucediendo cosas tremendas en la quinta economía de la Unión Europea», alerta el economista alemán, que coloca en el primer lugar de su listado de fallos la «crisis constitucional«, apuntando directamente a la monarquía y al separatismo catalán. En el primero caso, apunta a Juan Carlos I como responsable de que el reinado de Felipe VI «pierda cada vez más apoyo». En el segundo, recuerda que la Generalitat es «una minúscula mayoría» dentro de España y acusa a ERC de chantajear al Gobierno central.
Dependencia de los nacionalistas
La dependencia que tiene Sánchez de partidos como ERC o Bildu («brazo político de la organización terrorista vasca ETA») es, en opinión de Sell, el segundo problema que atenaza a España. Una situación que impide, asegura, que el Gobierno pueda sacar adelante unos Presupuestos serios.
Unidas Podemos es otro de los problemas que, según Sell, debe tener en cuenta la UE en estos momentos. Así como propuestas económicas «desesperadas, vergonzosas y escandalosas» como la de intentar que los ayuntamientos cedieran sus ahorros al Ejecutivo nacional.
Sell critica también que la situación de la pandemia de COVID-19 esté descontrolada en el país y no entiende cómo es posible que los medios puedan analizar, por ejemplo, cuánto tardarán los hospitales en colapsarse mientras, a la vez, el Gobierno permite que «hoteles y restaurantes» permanezcan abiertos. Critica duramente, además, que el Gobierno central y los autonómicos «se culpen mutuamente» en lugar de «cooperar«.
En el análisis de Sell los partidos tampoco salen mucho mejor parados. Sobre todo el PP, del que recuerda los principales casos de corrupción en los que está envuelto. Pero también evoca la debacle de Ciudadanos y cómo en las últimas elecciones pasó de 57 escaños a tan solo 10. La Justicia es también, finalmente, objeto de crítica por parte del economista alemán, que lamenta que PSOE y PP no se hayan puesto de acuerdo para renovar la cúpula del poder judicial o que el Gobierno no diera «permiso» a Felipe VI para acudir a la entrega de despachos de nuevos jueces.
Políticos sin conexión con la sociedad
Duro es también el análisis publicado sobre España en Telos por el académico Benoît Pellistrandi. Un texto en el que acusa a la clase política de tener prioridades que nada tienen que ver con las de la sociedad española o con las que debería marcar la crisis por la pandemia. En este sentido, Pellistrandi acusa al separatismo catalán en Madrid de presionar al Gobierno a través de los Presupuestos para lograr concesiones meramente políticas que beneficien a los independentistas. Unas concesiones entre las que se encontraría la apertura del debate sobre la monarquía, apoyado también por Unidas Podemos y para el que se habría dado un primer paso prohibiendo a Felipe VI asistir a la entrega de nuevos despachos judiciales en Barcelona.
A juicio de Pellistrandi, que el Gobierno de Sánchez promueva en cierto modo este debate sobre la monarquía tiene que ver básicamente con la necesidad de desviar la atención de los españoles «para no cuestionar la gestión gubernamental» de la pandemia. En su opinión, además, este mismo debate, apoyado por las izquierdas más radicales, puede llegar a debilitar al PSOE, «que es, históricamente, uno de los garantes» del pacto que permitió poner en marcha la Transición y que podría llegar a verse como una formación conservadora.
Pellistrandi considera finalmente, apoyándose en un artículo de Antonio Muñoz Molina, que España está «en una situación extrema» de «descomposición política».