Los barceloneses asisten entre incrédulos y conformados a la degradación de la ciudad ante no sólo la inacción sino la connivencia de las autoridades de ámbito municipal y autonómico. Tras una semana de incidentes violentos con graves destrozos de mobiliario urbano, pavimento y comercios, hemos entrado en una fase de normalización de los cortes intermitentes de calles y a la instalación de un campamento permanente, con escasa gente, pero rodeado de barricadas de cartón y repleto de banderas de todo signo. Convertidos en autoridad incluso se prohíben fotos. Es inaudito que este cortada permanentemente una arteria como la Gran Vía desde la calle Urgell hasta Paseo de Gracia, o la Ronda Universidad por semejante asentamiento que, además provoca problemas de insalubridad.
¿Hasta cuando? ¿Quién reponderá de los daños causados a la ciudad y sus habitantes? Si a ello unimos los cortés de autopistas y otras vías de comunicación también con la connivencia de las autoridades autonómicas, la pregunta es, ¿Existe el Estado?, porqué ya sabemos que las autoridades locales sí existen y actúan en abierta rebeldía. ¿Permitiría Sánchez una agrupación socialista en rebeldía o Iglesias en Unidas Podemos? Seguro que no. Pero a los catalanes que nos den, la investidura lo único importante.