Salvador Sostres, en Abc —Ahora te acompañaremos al cementerio—, sugiere ya la muerte del independentismo.
A propósito de Torra, juzga que «el independentismo se ha ido fundiendo bajo su presidencia y lo que tuvo de impetuoso se ha folclorizado, lo que tenía de vulgar se ha vuelto siniestro y lo que tenía de presunta superioridad moral terminó ayer [el lunes 28] con cuatro energúmenos mal pagados quemando un par de contenedores en Ronda San Pedro. Había más basura que manifestantes».
«Cuando fue designado presidente, los que le conocíamos sabíamos que llevaría al independentismo hasta el fondo de su desnudez, de su vergüenza, de su impotencia, y que llegado el momento, se iría sin haberse manchado y con las ganancias aseguradas. Su fiesta de despedida fue la confirmación de nuestro presentimiento.»
En cuanto al sucesor, Pere Aragonès, cree que «es una gran noticia para Cataluña que tengamos por lo menos hasta febrero a este presidente tranquilo, que subraya lo pequeño con su presencia, por si algo tuviera la tentación de crecer, que rebaja cualquier expectativa, que hace el trabajo sordo y que no carga ni de intención ni de profundidad ni de relato ninguno de sus actos», alguien que es «el resumen de dónde termina el catalanismo político cuando se pone absoluto en su desafío».