Vicent Partal —Cal fer foc nou, després del fracàs definitiu de la idea del govern efectiu— recuerda cómo llegó Torra a ser elegido presidente, después de intentar la imposible investidura de Carles Puigdemont, sito en Waterloo.
«La élite partidista, el sottogoverno y todos los múltiples apéndices insistieron entonces que había que formar lo que nos dijeron que tenía que ser un “gobierno efectivo”, en contraste evidente con el “gobierno legítimo” establecido en Bruselas. Nos dijeron con insistencia que hacía falta un gobierno capaz de gestionar la autonomía porque decían que era imprescindible y prioritario recuperar la soberanía y las instituciones.Y esta presión hizo que en lugar de romper la baraja en ese mismo momento, que es seguramente lo que hubiera hecho falta, los partidos intentasen encontrar un presidente que España, todos los poderes españoles, pudieran aceptar. Con ello entraban en el juego diabólico donde estamos todavía. Lo que nos ha llevado hasta aquí.»
Coincide Partal con el presidente Torra en que «uno de los obstáculos para lograr la independencia es la autonomía», así como en que hay «2.850 represaliados en Cataluña, en proceso ante la justicia española, por ser independentistas». Si fuera cierto, los encausados serían dos millones; esos 2.850 están acusados sólo de determinadas actuaciones, al margen de su ideología y del sentido que pudieran dar a sus andanzas y a sus estropicios.
No cree que las próximas elecciones sirvan para nada, aunque se consiga la aspiración de superar el 50% de los votos, pero está «dispuesto a aceptar que una gran victoria electoral podría ser una excusa, un buen momento, para cambiar de ritmo».
Finalmente, insta a todos los partidos independentistas a que «nos digan de qué manera piensan evitar que nos pasemos los próximos cuatro años desangrándonos, contusionados por la represión española y decepcionados por la incapacidad y la poca responsabilidad de los políticos independentistas».