REPORTAJE | Los orígenes franquistas de los líderes independentistas

Figuras del secesionismo como Puigdemont, Rovira, Aragonés o Llach tienen familiares ligados al régimen

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. EFE.

El pasado 11 de septiembre, durante la celebración de un Diada poco concurrida a consecuencia de la pandemia, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, arremetió contra el Gobierno del Estado por no pedir perdón por el fusilamiento del expresident Lluís Companys en época del franquismo, recordando que Alemania sí que ha pedido perdón por el nazismo. Por su parte, el expresidente fugado de la Justicia, Carles Puigdemont, lamentó el mes pasado en Twitter que el Parlament suprimiese partes de las resoluciones contra el Rey acompañando sus palabras de una imagen del cuerpo del dictador Francisco Franco.

Estos dos casos ejemplifican bien hasta qué punto el separatismo recurre con asiduidad al franquismo para desacreditar a la democracia española, acusándola de no haber soltado amarras con el régimen anterior. Como es sabido, también es habitual que el secesionismo presente la guerra civil española más como una guerra contra Cataluña que como una conflicto entre republicanos y nacionales. Sin embargo, no son pocos los historiadores que han advertido que dicho relato no se ajusta la realidad, y han recordado que las filas del franquismo se nutrieron ampliamente de ciudadanos catalanes.

El abuelo requeté de Puigdemont

Pese a que mantengan una versión contraria, esta realidad no es desconocida para los líderes separatistas. Y no lo es, sobre todo, porque muchos de ellos tienen familiares que respaldaron o directamente formaron parte del régimen franquista. En este sentido, uno de casos más paradigmáticos es el citado Puigdemont. La historiadora especialista en el carlismo Conxa Rodríguez reveló recientemente en un entrevista en E-notícies que uno de los abuelos del expresident, Francesc Puigdemont, fue  «requeté en la guerra civil del 36 al 39 y entró en varias ciudades de l’Empordà con los requetés».

Recordemos que los requetés fueron una organización paramilitar carlista cuyos 60.000 soldados participaran en la guerra civil apoyando a las tropas de Franco. Su nombre procede del que utilizaron algunos batallones carlistas durante la primera guerra carlista, entre 1833 y 1840. Rodríguez afirma que la pertenencia del abuelo de Puigdemont a esta organización es un dato contrastado. «Él alguna vez ha dicho que tiene orígenes carlistas. No lo ha escondido», asevera.

Francesc Puigdemont combatió en el bando franquista.

El bisabuelo de Rovira fue alcalde franquista

Por su parte, la fugada de la Justicia y todavía secretaria general de Esquerra Republicana, Marta Rovira, es otro ejemplo de política separatista con un pasado familiar vinculado al franquismo. En el caso de la líder que aseguró que el Gobierno amenazó en 2017 con «muertos en las calles», el familiar ligado al régimen fue Jaume Rivera i Camps, su bisabuelo por parte de padre. No en vano, en febrero de 1939, dos días después de que las tropas franquistas llegarán a Prats de Lluçanès, fue escogido por ellas para convertirse en regidor. Así, Rivera, director de la fábrica textil Cal Xiquet y que se había refugiado en el País Vasco, fue alcalde de Prats tras la guerra y hasta octubre de 1941. De estos hechos da cuenta la obra La Guerra Civil de un pradenco (1936-1939). Dietario de Joan Reixach i Fornell

La lista de figuras destacadas del separatismo con familiares fuertemente ligados a la dictadura no acaba aquí. Sin ir más lejos,  el abuelo del vicepresidente de la Generalitat Pere Aragonés (ERC), Josep Aragonés i Montsant, fue alcalde franquista de Pineda de Mar —su ciudad natal— en los años 60. Durante su mandato, se vio envuelto un escándalo ya que un hotel que promovía su familia se derrumbó durante la construcción, lo que provocó la muerte de 18 personas. Sin embargo, los únicos condenados por el Supremo fueron el arquitecto, el aparejador y el capataz. Otro dato llamativo es que, tras amasar una fortuna durante la dictadura, fue una las figuras importantes en la fundación de un formación política en las antípodas ideológicas de la de su nieto: el Partido Popular de Cataluña.

Lluís Llach: una familia ligada al régimen

Sin embargo, la figura dentro del secesionismo que se lleva la palma en cuanto vínculos familiares con el régimen no es otro que el cantante más asociado al proceso separatista: Lluís Llach. Si bien Llach menciona en L’estaca a su abuelo paterno Narcís Siset Llanssa —concejal de ERC que fue fusilado tras la guerra civil—, de su otro abuelo no suele hacer mención. Éste, de apellido Grande, era extremeño y fue policía secreta del bando nacional hasta que lo mataron nada más comenzar la Guerra Civil.

De otra parte, el cantante también suele omitir que su padre, Josep Maria Llach y Llach, fue como voluntario a la Guerra en el bando nacional. Más tarde, fue alcalde franquista de la localidad de Verges durante la década de los 50 y presidente local del Movimiento Nacional. Dados estos antecedentes familiares, no resulta tan sorprendente que el propio Llach, antes de reconvertirse en un icono para el secesionismo, fuera en su juventud vicepresidente de los Cruzados de Cristo Rey de Figueres.

La ficción de la Cataluña antifranquista

Estos ejemplos son representativos de hasta qué punto constituye una ficción el relato de que Cataluña fue una región eminentemente antifranquista. «El mito de una sociedad catalana movilizada contra el franquismo es un relato excepcionalmente bien construido. Sólo unos pocos y valientes militantes comunistas fueron los auténticos opositores al régimen de Franco. El entusiasmo con la que era obsequiada la presencia del dictador en Cataluña, contrasta con el relato de luchas antifranquistas que pueblan las informaciones de los últimos años», aclara a El Liberal el historiador y expresidente de Sociedad Civil Catalana, Josep Ramon Bosch.

Y es que, tal y como explica Bosch, el ADN antifranquista de Cataluña fue «otro símbolo de la Catalunya procesista». «En el libro Tarradellas, el guardià de la memoria», relata el historiador, «los periodistas Enric Canals y Josep Maria Ràfols indagan en el archivo del antiguo presidente de la Generalitat y descubren que las críticas que el presidente de la Generalitat en el exilio proponía a Ómnium son demoledoras».  Así, en carta a su amigo Ramon Sugranyes de Franch, fechada el 21 de abril de 1965, Tarradellas afirmaba: “Ser o decirse catalanistas en Barcelona, franquistas en Madrid, servir fielmente al régimen y, al pasar la frontera, presentarse como nacionalistas”».

Óscar Benítez
Óscar Benítez
Periodista de El Liberal. Antes, fui redactor de Crónica Global y La Razón; y guionista de El Intermedio.

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