¿Cuál va a ser el impacto de la pandemia en el emprendimiento catalán? ¿Es buen momento para montar un negocio? Son cuestiones que, de momento no tienen repuesta para Carlos Guallarte, responsable del informe Entrepreneurship Monitor (GEM) Catalunya 2019-2020, cuyas conclusiones se han dado a conocer durante la primera jornada del Bizbarcelona. “Desconocemos el impacto de la pandemia, pero ya te digo que va a ser muy fuerte a nivel global. Ahora todo está muy enmascarado por el parón de la actividad y los ERTES, pero a medida que se despeje este escenario, empezaremos a ver indicadores económicos nada buenos: caída del PIB, aumento del paro… y, podría darse, un repunte del emprendimiento reactivo. Mucha gente va a recurrir a la autoocupación por necesidad, para ganarse la vida”.
Si fuera así, se pasaría de un emprendimiento proactivo, por oportunidad, a otro reactivo, como vía de escape al desempleo. Ello recordaría lo que ya sucedió durante la crisis de años atrás. “Entonces, había mucha iniciativa emprendedora por necesidad. Era relativamente fácil ser autónomo o abrir una pequeña empresa orientada al consumidor final”, ha añadido Guallarte, en declaraciones a El Liberal.cat.
A medida que se despeje este escenario, empezaremos a ver indicadores económicos nada buenos: caída del PIB, aumento del paro… y, podría darse, un repunte del emprendimiento reactivo. Mucha gente va a recurrir a la autoocupación por necesidad, para ganarse la vida”
Carlos Guallarte, director del GEM Cataluña.
Cataluña emprende más que el resto del país
Del último informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) Catalunya 2019-2020, se extrae que la tasa de actividad emprendedora en Cataluña (TEA) seguía al alza antes del COVID19, alcanzando un 8,31% (+0,17 puntos respecto del ejercicio anterior). Por lo tanto, la TEA catalana superaba en más de dos puntos a la española (6,15%), aunque seguía siendo inferior a la europea (9,38%). La demarcación de Tarragona encabezaba el ránking de autoocupación con la TEA más alta (14,44%), seguida de Lleida (14,26%), Barcelona (7,14%) y Girona (7,12%). Estas son las principales conclusiones de la última edición del informe, promovido por el departamento de Empresa i Coneixement de la Generalitat de Catalunya y la Diputació de Barcelona y elaborado por el Institut d’Estudis Regionals i Metropolitans de Barcelona y el departamento de Empresa de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).
El perfil del emprendedor/a
A la hora de abrir un negocio, los emprendedores que empiezan tienen un promedio de 37 y 38 años respectivamente. Por otra parte, los que ya se hallan en fase consolidada suelen tener una media de 50 años. El estudio destaca el incremento de la TEA entre jóvenes de 18 y 34 años que pasa del 8 del 2018 al 11,1% este año. Por el contrario, la tasa de actividad emprendedora cae hasta el 7,2%, un punto respecto del año anterior, en el grupo de 35 a 64 años.
En otro orden de cosas, el porcentaje emprendedor masculino sigue siendo mayor que el femenino en todas las fases del proceso. La diferencia por género sigue siendo más importante entre empresarios con experiencia al frente de un negocio que aquellos con intención de poner en marcha un negocio, donde prácticamente hay paridad (49% de mujeres frente al 51% de los hombres).
Grosso modo, se habla también de un perfil de empresario más formado y proactivo, en opinión del responsable del estudio. “A medida que se ha reactivado la economía, ha crecido el número de iniciativas industriales dirigidas a otra empresas, en lugar del consumidor final».
Emprender, una buena «opción profesional»
El 63% de los entrevistados en Barcelona y Cataluña en conjunto tiene la percepción de que iniciar un negocio es una buena opción profesional, seis puntos porcentuales por encima de la media de la Unión Europea más avanzada (57%) y tres por encima de los países de ingresos más altos en general (60%). La media española se halla al mismo nivel que la de la UE (57%),
En emprendimiento, todavía hay aspectos por mejorar. Por ejemplo, que los emprendedores se planteen crecer, innovar y exportar a otros países. Asimismo, es preciso que valoren el estatus social y económico del emprendedor en lugar de estigmatizarlo. «Y sobre todo, que se den a conocer casos de éxito. Parece que en la prensa únicamente aparecen grandes directivos de multinacionales. Si la gente ve que aquella persona ha podido emprender, ellos también lo pueden conseguir”, ha concluido.