Los grandes clubes de fútbol están obligados a apretarse el cinturón. El Barça con más del doble de deuda que el Madrid

El valor de su negocio decae en términos cuantitativos y cualitativos

El Camp Nou, estadio del FC Barcelona, antes de comenzar la remodelación Foto: FC Barcelona

Los estadios vacíos, la renegociación a la baja de los derechos audiovisuales y los recortes de patrocinadores dibujan un escenario económico muy complicado para los clubes del fútbol profesional, especialmente, para aquellos más grandes y con una mayor deuda en relación a sus ingresos netos anuales. Un informe de la consultora KPMG, publicado en mayo, calculaba unas pérdidas de 4.000 millones de euros para el fútbol de élite europeo, mientras que BrandFinance estimaba, ya en julio, un retroceso de 751 millones de euros en su valor de marca.

Con una negociación a la baja en los últimos años a la hora de vender los derechos audiovisuales a plataformas como Mediapro o Telefónica, lo lógico es que esta tendencia se agudice todavía más mientras los estadios continúan sin público. «Los contratos privados entre las ligas europeas y las plataformas contienen unas cláusulas que estipulan las condiciones en las que se pagan las cantidades. Si éstas cambian, deduzco que se renegociará el contrato a la baja», señala el profesor de marketing deportivo de la Universitat de Vic-Universitat Central de Catalunya, Xavier Ginesta.

De hecho, según asegura Brandimage, los clubes de la Premier League tienen que devolver hasta un total de 330 millones de euros por la devaluación de la competición, mientras que los de la Ligue 1 hasta 243 millones de euros por la suspensión de la misma. Por su parte, el profesor en Economía de la Universitat de Barcelona, José María Gay de Liébana, sostiene que la cantidad a cobrar por los derechos audiovisuales depende «de que los operadores puedan rentabilizar el coste». «El fútbol es un deporte apasionante pero da pena ver los partidos de la Champions con las gradas vacías. El contexto, por lo tanto, invita a un reajuste de los precios», prosigue el experto en economía sobre fútbol.

La pérdida del Match Day

Tanto Ginesta como Gay de Liébana coinciden que ante la incerteza por los ingresos audiovisuales de los últimos años, la mayoría de grandes clubes españoles, como Real Madrid, FC Barcelona, Atlético de Madrid o Athletic de Bilbao, disponen de una hoja de ruta para generar más ingresos con experiencias de ocio alrededor de la marca y los días de partido. Precisamente, la COVID-19 ataca directamente este tipo ingresos y «aboca a un recorte en los patrocinadores porque la visibilidad del fútbol no es la misma que hace unos meses», indica el profesor de la Universidad de Barcelona.

«Los clubes de fútbol avanzan para convertir sus estadios en espacios de puro entrenamiento, al estilo de la factoría Disney. De ahí que el Real Madrid esté haciendo obras en su estadio o que su eterno rival tenga previsto el Espai Barça», subraya Ginesta, quién cree que el nuevo escenario «obliga a todos los clubes a controlar de manera exhaustiva sus cuentas de explotación».

Sin embargo, el profesor de la Universidad de Vic alerta que el fútbol es un negocio puramente emocional: «a los seguidores de los equipos no les expliques que el club se tiene que ajustar el cinturón desde un punto de vista económico. Si como el Barça, acabas de perder 2 a 8 en la Champions, estás obligado a fichar para volver a ilusionar». Es la gran montaña a escalar para muchos clubes españoles: cómo rebajar la partida de gastos sin que eso repercuta negativamente en el rendimiento deportivo, teniendo en cuenta que la masa salarial supone la partida más importante.

El endeudamiento

Las dificultades económicas serán mayores para aquellos clubes con una mayor ratio de endeudamiento en relación a los ingresos por temporada. Según datos publicados por Palco23, el club que peor lo tiene es el Valencia CF, que en la temporada 2018-2019 tenía una deuda neta de 443,55 millones de euros y sólo ingresó 219,23 millones. De ahí la política de su propietario de intentar vender a sus estrellas, a pesar de las críticas de la afición.

Por lo que respecta a los dos grandes clubes españoles, el Real Madrid se encuentra en una posición mucho más aventajada que el FC Barcelona. Mientras que los blancos ingresaron 853,59 millones de euros y afrontan un pasivo de 322,25 millones de euros, los blaugranas generaron 954,93 millones de euros pero tienen que afrontar pagos por valor de 879,71 millones de euros.

La fuga de talento

Otro aspecto fundamental para la generación de valor económico en el fútbol profesional español es la retención de talento. En este sentido, Gay de Liébana lleva años advirtiendo de la fuga de grandes jugadores a otras ligas con una fiscalidad más favorable. «En caso de que Messi se hubiera ido, el desastre sería mucho mayor», subraya el profesor de la UB, quién cree que se debería crear un entorno más favorable.

Tras unos años de burbuja financiera en los fichajes, que llegó al apogeo con la marcha de Neymar al PSG, y con los efectos de la pandemia, el fútbol está sufriendo una lógica deflación económica. «No queda otra que recortar gastos, renegociar los salarios de los jugadores pero también de los trabajadores no deportivos», advierte Gay de Liébana.

Diversificación en los ingresos

Una vía interesante a explotar por los clubs es su introducción en el negocio de los e-Sports, «que atrae a otro tipo de patrocinadores no interesados en la publicidad de los estadios pero sí en el perfil de los jugadores digitales», explica Xavier Ginesta. Precisamente, en su último libro, Les multinacionales de l’entreteniment: Futbol, diplomacia, identitat i tecnologia (UOC, 2020), el profesor dedica un capítulo a analizar este fenómeno y cita ejemplos de diversos clubes españoles que han creado sus equipos de e-Sports.

En cambio, Gay de Liébana se muestra más escéptico sobre la traslación de la experiencia del fútbol a un entorno virtual. «No es lo mismo que ver un partido en vivo», sentencia. Sin embargo, está convencido de que los clubes de fútbol van a sobrevivir a esta situación porque «ya han pasado épocas malas y siempre han tenido la suficiente creatividad como para encontrar ingresos de debajo de las piedras».

Para Gay de Liébana, las consecuencias económicas de la pandemia son transversales para la sociedad y afectan especialmente «a un negocio que se basa en el trato personalizado de los clientes». Por lo tanto, hasta que el fútbol no recupere el público, su valor continuará mermado.

«La gran lección de la pandemia es que los clubes de fútbol profesional no pueden aspirar a un crecimiento desmesurado desde un punto de vista económico y deberán plantearse unos presupuestos realistas y equilibrados, buscando siempre nuevas fuentes de ingresos», concluye Ginesta.

Enrique Canovaca
Enrique Canovaca
Doctor en Comunicación y profesor asociado en la URV. Periodista freelance especializado en economía del deporte con amplia experiencia en la cobertura de noticias locales.

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