La banalización del arte es un fenómeno que ha transformado la manera que tenemos de experimentar el arte en nuestros tiempos. Se puede afirmar que en general, la obra artística ha perdido densidad y propósito. Así, cada vez resulta más difícil definir la barrera entre lo que es considerado arte y lo que es considerado un intento de arte. Por ello, me gustaría compartir una serie de reflexiones acerca de esta cuestión profundizando en la estetización generalizada del mundo en el que vivimos.
Voy a empezar este escrito siendo honesto, yo no se qué es arte. Pienso que la humildad es clave cuando se pretende responder esta pregunta. Históricamente existen muchos ejemplos de críticos que se precipitaron al juzgar antes de hora cerrando las puertas a nuevas formas de arte que hoy en día son indiscutibles. Por ejemplo, Charles Baudelaire se mostró muy escéptico en relación a las posibilidades de la fotografía dentro del mundo del arte. Sin embargo, hoy en día, son pocas las personas que sostienen que la obra de Henri Cartier-Bresson no puede ser considerada como arte.

La noción de arte puede ser entendida de una manera objetiva y de una manera subjetiva. Objetivamente, los críticos establecen unos cánones y unos parámetros que en el mundo académico son de gran relevancia. Ahora bien, subjetivamente la persona tiene la capacidad de sentir de una manera genuina e individual, encontrando la experiencia artística en cuestiones bien variadas.
¿Qué es la experiencia artística?
La experiencia artística es el proceso subjetivo y emocional que se da cuando una persona interactúa con una obra de arte. Esta experiencia involucra la percepción sensorial ya que el arte despierta nuestros sentidos a través de colores, sonidos, formas y texturas. Además, genera una respuesta emocional que puede ser tan variada como el asombro, la alegría, la tristeza o la incomodidad.
Lo que distingue a la experiencia artística de cualquier otra experiencia que podamos tener es que no se limita a una reacción superficial. Contrariamente, va más allá de la sensación inmediata estimulando la imaginación y la reflexión personal . No se trata de un proceso práctico o funcional sino de una vivencia que puede ser transformadora al conectar a quien la experimenta con lo subjetivo, lo colectivo o incluso lo trascendental.
Estoy seguro de que si se paran a pensar, podrán identificar experiencias artísticas que hayan vivido tanto dentro de un museo como fuera.
Hoy en día el arte está en todos lados
Vivimos en una era donde el arte ha trascendido las fronteras de los museos y las galerías. La expresión artística está presente en nuestra vida cotidiana en formas que a menudo ni siquiera reconocemos.
En el espacio urbano, por ejemplo, la arquitectura y el diseño urbano se han convertido en formas de arte accesibles para todos. Incluso con grafitis que en algunos casos contienen mensajes de denuncia social.
En las redes sociales, el arte ha encontrado un espacio aún más expansivo. Plataformas como Instagram, TikTok y YouTube han dado lugar a una democratización del arte. De este modo, cualquier persona puede compartir sus propuestas artísticas.
Asimismo, los medios de comunicación, la publicidad y el marketing se han convertido en formas de arte. Cada anuncio, cada logo o cada imagen que consumimos a diario está diseñado con una intención estética que pretende captar nuestra atención, transmitir emociones y persuadirnos.
Así, hoy en día, el arte ya no está limitado a un espacio físico ni a una clase social específica. Se ha popularizado, se ha desmaterializado y se ha convertido en algo accesible. Tal y como decía Walter Benjamin, ha perdido su unicidad. Es decir, ha perdido su nivel aurático.

Hegel ya lo predijo
Hegel, filósofo referente del idealismo alemán anunció en su obra “Lecciones sobre estética” la llamada «muerte del arte» a principios del siglo XIX. Se trata de un diagnóstico en el que anunciaba que la cotidianidad iba a entrar en el mundo del arte como tal. Así, distinguió diferentes etapas en la historia del arte:
–Arte simbólico: Se caracteriza por una falta de armonía entre forma y contenido. Las formas artísticas no reflejan la esencia de lo representado de manera clara. Son abstractas, enigmáticas o simbolizan ideas y principios divinos o universales de una forma más indirecta. Se daba en culturas orientales como en la mesopotámica.
–Arte clásico: Se caracteriza por una armonía perfecta entre forma y contenido. En la clasicicad griega el arte guiaba la existencia. Por ejemplo, si se dañaba una estatua de un dios, se consideraba que se estaba dañando al propio dios.
–Arte romántico: Refleja una ruptura con la pureza formal del arte clásico. Ahora, el arte ya no busca la representación idealizada del mundo, sino que se enfoca más en la expresión individual y subjetiva del espíritu. Con el cristianismo y la religión, el arte ya no guía la existencia.
En esta última etapa, el arte moderno culmina en la expresión subjetiva pero no puede seguir como el principal medio de manifestación del espíritu o de lo divino. Al final, la «muerte del arte» no significa su desaparición, sino su transformación y su adaptación a una realidad cultural, social y filosófica completamente nueva. Hegel diría que debemos quitarnos la nostalgia de encima, las necesidades históricas son otras. El arte que viene es necesario porque es el que viene acorde con los tiempos.
El arte de masas
La cultura de masas tiene sus orígenes en las primeras décadas del siglo XX. Surgió sobretodo debido a los avances sociales que hubo en el siglo XIX. Con la mejora de las condiciones laborales y la reducción de la jornada laboral, las clases menos favorecidas empezaron a disfrutar de horas libres. Es en este punto cuando algunos se dan cuenta del negocio que hay detrás de esta nueva realidad. Así, se proponen hacer productos para llenar esas horas libres con el fin último de ganar dinero. Esta idea de la cultura de masas está muy relacionada con la «sociedad del espectáculo». La crítica está en que para llegar al mayor número de personas posibles, la calidad de la obra artística disminuye. Así, se pasan a generar obras de calidad dudosa que sirven para pasar el rato. Esto provoca un choque entre esta nueva cultura industrial y la vieja cultura que buscará distinguirse.
De este modo, hoy en día nos encontramos con un arte que tiene el objetivo de convertirse en un best seller o en un hit. Este arte tiene un carácter masivo y comercial como rasgos distintivos.

El arte contemporáneo
En este contexto, aparecerá una forma de arte que buscará distinguirse de este arte cotidiano. Este es el arte que nos encontramos en los museos de arte contemporáneo y que nos cuesta entender. Los artistas que se enfrentan a la cultura de masas van a buscar alternativas para distinguirse mediante la astucia. Algunos van a tener la respuesta de empezar a trabajar con lo orgánico profundizando en el aquí y ahora. Otros como Damien Hirst apuestan por aquello que no puede reproducirse realizando una obra en la que encierra a un tiburón en un tanque. También surge el arte sobre el cuerpo. Este arte tampoco puede reproducirse porque ya no sería la mismo, cada cuerpo es diferente. Seguramente muchas de estas obras son productos culturales que seguramente no sirvan para orientar la vida. Aún así, como espectadores tendemos a prejuzgar estas obras sin tratar de entender la propuesta del artista. Gran parte de este arte requiere de una justificación del artista para que cobre un sentido. Así, como espectadores, debemos hacer el esfuerzo de ir un paso más allá.
Conclusión
El arte actual es un reflejo de nuestra sociedad. Falta trascendencia y profundidad. Parece centrarse más en la provocación estética y en la novedad que en la transmisión de mensajes profundos o en la reflexión crítica sobre los temas sociales, políticos o existenciales. La mercantilización del arte, influenciada por las dinámicas del mercado y las redes sociales ha intensificado esta tendencia. Así, las obras suelen buscan ser visualmente atractivas o viralizables. Este es el panorama actual, como ven resulta muy difícil determinar qué es arte y qué no es arte. En este punto, creo que esta pregunta no es tan importante como podríamos llegar a pensar en un principio. Al final, el término «arte» no deja de ser una convención entre personas. Este debate podría ser interminable debido al difuso contexto actual. Sin embargo, si me permiten un consejo, yo les diría que busquen la experiencia artística antes que el arte. No se trata de buscar el arte de manera desesperada ni mucho menos, se trata de no vivir de manera inmediata y de permitirnos tener espacios para contemplar y reflexionar. Entonces, el arte les encontrará a ustedes.