Ildefonso García-Serena, publicitario y escritor
La desaparición el pasado miércoles de Jaime Carvajal, fundador y Consejero Delegado de Arcano, ha dejado un agujero emocional enorme en nuestro país. Muchos, además de llorarle, ya le estamos echando de menos.
Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Princeton, sin embargo su carrera estuvo ligada al ámbito financiero sin dejar de interesarse por los temas de carácter público o social . Después de su paso por el Banco Mundial en Washington, regresó a España para hacerse cargo de la división de banca privada del Banco Sabadell, residiendo varios años en Cataluña donde hizo infinidad de amigos. Fue en esa época cuando le conocí y me deleité enfrentándome a su apasionada dialéctica, una manera singularísima de discutir y defender sus posiciones. Su modo de enfrentar el debate, cariñoso y firme, inteligente e ingenuo a la vez, desbordado y prudente, terminaba siempre igual, con un saldo mayor de cariño a favor de su persona. Sus interlocutores no tenían edad, pero le encantaba hablar y escuchar a los más jóvenes, a los que se metía en el bolsillo.
A Jaime le interesaban todos los asuntos, lo leía todo y era el primero en conocer las novedades editoriales, las novelas, los ensayos. Y enviárnoslas a casa sin previo aviso. Carecía de una barrera defensiva que le protegiera de su propio entusiasmo y de su facilidad para aceptar gratia et amore las misiones de interés publico que sus pares le sugerían o las que por su propia cuenta inventaba. Fundó su empresa Arcano, que fue ganando posiciones y éxito en un escenario difícil gracias a su capacidad de atraer talento y saber proyectarlo hacia escenarios futuros.
Su mayor amor fue para su familia, su esposa Xandra Falcó y sus tres hijas, Isabel, Camila y Blanca, que eran el motor principal de su vida. Creo que los otros dos motores eran la responsabilidad que sentía hacia su patria -prueba de ello son las fundaciones en las que participaba: Joan Boscá, Juntos Sumamos, Foro de Foros- y la entrega humanamente desproporcionada, sin límites, a sus amigos. Se ha escrito mucho de él estos días y los adjetivos que se han vertido sobre su persona lo definen. Además de su inteligencia y su capacidad , era un hombre sencillo, cercano, bueno y nobilísimo. Pero también generoso, leal, entregado. Era una persona todavía joven, llamada a dar muchas más cosas a este mundo. Hoy es imposible no sentirlo como un ejemplo. Para mí es el gran amigo del alma que se fue antes de tiempo. Para muchos es la ausencia que nos une.