Vicent Partal, en Vilaweb, es optimista a medias: «Ahora, una vez desembarazado del PDECat, Puigdemont da la sensación que se encuentra todavía, o más que nunca, a medio camino.» Y descubre la sopa de ajo: «Al fin y al cabo tanta gente diciendo que deja el PDECat para quedarse en JxCat refuerza el mensaje que JxCat está lleno de gente del PDECat.» Es que el independentismo ni se crea ni se destruye, sólo se transforma, con la intención de aparecer cada día como algo nuevo e ilusionante.
Prosigue Partal: «Lo que intenta Carles Puigdemont no es poco: es un cambio de rumbo total, no sólo para su espacio político, sino para el conjunto de la política catalana. Consiste, en definitiva, en reunir dentro de JxCat a la gente que cree que el proceso hacia la independencia debe seguir siendo la tarea prioritaria e inminente, dejando en segundo término las ideologías privativas de cada uno.»
Dicho de otra manera, una opa a todo el independentismo, para construir un movimiento sin ideología, orientado a un objetivo imposible, y presidido por un líder infalible. Esto en teoría política tiene nombre, tiempo habrá para hablar de ello.
Otro ingrediente esencial, lo señala Partal enseguida: «Hay un sector de población muy cansado del partidismo y muy agotado de las peleas.» O sea, el buen pueblo contra las elites corrompidas.
Y finaliza pidiendo más madera: «El presidente debe ser consciente de que sin gestos fuertes, de aquellos que aportan credibilidad, la inercia del pasado todavía puede frenar este proceso de cambio, este tránsito, que con su liderazgo indiscutido sobre una parte del espectro político catalán él ha ido construyendo y favoreciendo. El gesto de ayer fue uno, esperado y muy necesario. Ahora harán falta más.»
