Disney contamina, según, The Guardian, más que Vin Diesel. El remake live action de Blancanieves para la empresa de Mickey Mouse ha logrado un récord poco envidiable: superar en emisiones de carbono a la última entrega de Fast and Furious. Según un informe de The Guardian, mientras Vin Diesel y su equipo queman neumático con un modesto impacto ambiental gracias al uso continuado de recursos no digitales en la producción de sus películas, la princesa de Disney arroja al aire 3,153 toneladas de CO2, un 62% más que el estándar de la industria para grandes producciones. El uso extremo de equipos informáticos altamente demandantes para la creación del entorno digital parece ser uno de los principales motivos.
Snow White is getting brutalized even further! Now they're calling it an environmental disaster because of its "carbon footprint". Good luck in the industry Rache. #WhatiLearnedToday pic.twitter.com/ynm8YQvjlb
— Brad Staggs – Seeker of Truths (@realBradStaggs) April 6, 2025
Un fiasco con mayúsculas
No contentos con liderar, aparentemente, el ranking de contaminación -donde también brilla La Sirenita con 5,127 toneladas-, Blancanieves se ha convertido en un fiasco financiero con todas las letras. Con una recaudación de solo 43 millones de dólares en su estreno en Norteamérica, frente a los 85 millones proyectados, el filme va camino de perder más de 115 millones.
Las controversias no ayudaron. Rachel Zegler, la protagonista, generó titulares por sus críticas al guion original y a ciertos sectores políticos -sí, a Donald Trump- mientras Disney dudaba entre enanitos clásicos o una versión más políticamente correcta. El resultado: un año de retraso y una audiencia que prefirió quedarse en casa.
En definitiva, el caso de Blancanieves refleja los desafíos que enfrenta Disney en su intento por modernizar clásicos bajo la presión de expectativas culturales y ambientales. Más allá de las cifras -emisiones desorbitadas y pérdidas millonarias-, Disney debería quizás plantearse alinear su narrativa de sostenibilidad con las prácticas reales en la industria cinematográfica. La lección para el estudio vuelve a ser costosa: Blancanieves se suma a los fiascos cinematográficos de una compañia que no parece acertar ni una durante la última década.