Los gastos compulsivos, también conocidos como “doom spending», son cada vez más recurrentes entre la Generación Z y los Millenials, sobre todo en un contexto de incertidumbre económica, donde buscan una satisfacción inmediata a través de las compras.
Doom Spending
El fenómeno “doom spending” se podría traducir como “gasto catastrófico” o “gasto por desesperanza”, describe el acto de gastar dinero de manera compulsiva como una forma de lidiar con el estrés, la ansiedad y el miedo al futuro. Se trata de comprar cosas innecesarias, pero que ofrecen una gratificación inmediata ante una sensación constante de que el mundo está en crisis.
Según una encuesta de 2023 a los ciudadanos estadounidenses, el 27 % de los encuestados admitió haber gastado mucho dinero y el 32 % asumió más deuda en los últimos seis meses; muchos de ellos eran Generación Z o ‘millennials’.
Causas
Quienes recurren a este fenómeno, suelen pensar que la situación es tan mala que no vale la pena ahorrar, porque no mejorará. Este patrón de consumo está profundamente ligado a una percepción generalizada de colapso: colapso económico, ambiental, político o personal.
Este tipo de comportamiento se ha vuelto habitual entre los Millennials y la Generación Z, debido a que han crecido en un entorno marcado por la crisis económica, pandemias y cambios climáticos.
La experta en finanzas Ylva Baeckström, ha explicado que este fenómeno tiene relación con la exposición constante de noticias negativas que consumen los jóvenes a través de las redes sociales y también debido a la falta de educación financiera en los colegios.
Consecuencias
El “doom spending” puede producir una satisfacción inmediata, pero a largo plazo puede tener graves repercusiones. Como por ejemplo, acumulación de deudas, reducción de ahorros, disminución de la seguridad financiera a largo plazo, aumento de la ansiedad y el estrés.
Cómo gestionarlo
Los expertos recomiendan buscar otras maneras de gestionar el estrés y la ansiedad por el futuro, cómo hacer ejercicio o practicar meditación. Algunos consejos para evitar caer en este fenómeno son:
- Revisar el estado emocional antes de comprar.
- Establecer presupuestos diarios, semanales o mensuales.
- Reducir la exposición a contenidos que inciten al consumo.
Si esta situación se vuelve crónica, es importante buscar ayuda profesional.
Conclusión
Entender el “doom spending” es clave para desarrollar una relación más sana con el dinero y con nuestras emociones. El problema no es gastar, sino hacerlo como una manera de escapar de un malestar.