Carles Mundó afirmaba este lunes en La Vanguardia —Lo imposible y lo inevitable— que «la presidencia de Quim Torra al frente de la Generalitat de Cataluña supondrá un paso atrás en las aspiraciones» independentistas.
Aunque haya pasado un poco por alto, al estar la atención centrada principalmente en la expatriación del rey Juan Carlos, seguramente se trata de la mayor descalificación del gobierno actual hecha por alguien que, en principio, está en el mismo barco, aunque dijo abandonar la política activa, por razones personales, a principios del 2018.
Mundó (ERC) fue consejero de Justicia en el aciago gobierno que acabó proclamando la independencia en 2017. En el juicio ante el Tribunal Supremo fue absuelto del delito de malversación y condenado a una multa por el de desobediencia.
En el citado artículo, Mundó afirma que los datos de la última encuesta del Centre d’Estudis d’Opinió «contrastan con el tono utilizado por el president, con manifestaciones categóricas y con una actitud insobornable en favor del objetivo de la independencia, que han marcado la legislatura». A la pregunta concreta «¿quiere que Cataluña se convierta en un Estado independiente?» responden con un sí el 42% y con un no el 50.5 de los entrevistados.
Aunque no se puede gobernar pendiente en todo momento de las encuestas, el gobierno Torra parece bastante insensible a la tendencia a la baja que se aprecia en ese aspecto.
«Es muy evidente que la legislatura del president Torra no habrá servido para reforzar el apoyo a la independencia porque sus mensajes no han conectado con la centralidad del electorado, que considera que la consecución del objetivo de la independencia no se fortalece con proclamas maximalistas, por muy honestas que estas sean.»
Carles Mundó no se entretiene en recordar que el gobierno Torra es de coalición al 50% entre JxCat y ERC. Por más que sus discrepancias internas sean clamorosas, el balance ha de ser compartido. Puede que en ERC muchos no coincidan con las «posiciones de todo o nada» del presidente, pero ahí están en la misma mesa.
Otra cuestión es si la centralidad del electorado ha sido alguna vez independentista, o si habiéndolo sido, todavía lo es. Hay otra pregunta en la encuesta del CEO, sobre qué «cree que Cataluña debería ser». Sólo el 33.9% afirman «un Estado independiente», mientras que la suma de los que responden «una región de España», «una comunidad autónoma de España» o «un Estado dentro de una España federal» —algo que cada uno puede imaginarse como quiera pero no es la independencia— suman el 59.3%.
Este 33.9 es el porcentaje más bajo obtenido por la independencia en la misma pregunta desde marzo del 2014, cuando obtuvo el 45.2 %; en octubre del 2017 obtuvo el 40.2 %. Ha habido oscilaciones, pero la tendencia a la baja es indiscutible.
En lugar de fijarse en este dato, Mundó se aferra a otro que le conviene más: «El consenso del 78% a favor del referéndum, que aun hoy se mantiene granítico, debería centrar la acción y la iniciativa política para traducir esta posición en una rotunda mayoría parlamentaria para ganar la legitimidad de las urnas. Debe pasarse del dato estadístico a la realidad parlamentaria y actuar políticamente en este eje.»
Habría que matizar que ese porcentaje es el de la respuesta positiva a la pregunta si los catalanes «tienen derecho a decidir su futuro como país votando en un referéndum». Ante algo tan inconcreto, es fácil contestar que sí. Por razones que la historia no justifica, los referenda, en general, tienen buena prensa.
Cuando un independentista cree que el gobierno independentista al que apoya supone «un paso atrás» en sus aspiraciones, como mínimo debería dejar de apoyarlo. ¿Hasta qué punto Mundó habla en primera persona o se hace eco del sentir de la dirección de ERC? Si la dirección de ERC comparte este análisis, y todos los indicios apuntan a que sí, debería desmarcarse cuanto antes de unos socios que tanto les perjudican. Y deberían hablar claramente a sus electores, mucho más claramente de lo que han hecho hasta ahora, sobre qué comparten y qué no comparten en absoluto con el presidente Torra.
