Si uno lee los titulares de los medios convencionales españoles podría pensar que Europa esta unida y ha decidido hacer todo lo necesario para defender a Ucrania frente a Rusia tras la la’ traición’ de Trump. La realidad esta muy alejada de esta percepción. De hecho su preocupación prioritaria en la gran mayoría de países europeos es aislar y frenar a la creciente derecha más dura, utilizando a Trump como espantajo. La gran mayoría de medios están al servicio de los partidos dominantes y, de paso, aprovechan para tratar de frenar el crecimiento de las redes sociales en especial de X, convirtiendo a Musk en el enemigo número 1 bis empatado con Trump. El conflicto palestino-israelí ha pasado a segundo plano.
Veamos en detalle la postura de los principales países de la Unión.
Starmer y Macron abogan por un rearme europeo urgente y están dispuestos a enviar tropas a Ucrania como garantes de un acuerdo de paz, pero solo en un marco post-conflicto, con apoyo de los estadounidenses y una coalición limitada de países dispuestos, básicamente los países bálticos y Dinamarca además de Francia y Reino Unido.
Ha abogado por reforzar el vínculo con los estadounidenses y se ha ofrecido como intermediaria aprovechando su buena relación con Trump
Meloni se ha desmarcado claramente de la propuesta de Keir Starmer y Emmanuel Macron de enviar tropas europeas a Ucrania, incluso como fuerza de paz tras un alto el fuego. Anunció que Italia no desplegará soldados, calificando la idea de «compleja» y «poco eficaz» frente a otras opciones. Ha abogado por reforzar el vínculo con los estadounidenses y se ha ofrecido como intermediaria aprovechando su buena relación personal con Trump.
Alemania impulsa un rearme europeo sostenido y centrado en capacidades industriales y defensivas, apoya a Ucrania con recursos significativos, pero se opone firmemente al envío de tropas, incluso en un escenario post-conflicto, apostando por una estrategia de contención y diplomacia frente a Rusia.
Sobre el envío de tropas, Sánchez mantiene una postura reservada y evasiva, calificando el debate como «prematuro». Ha evitado comprometerse a desplegar soldados españoles, incluso como parte de una fuerza de paz post-conflicto propuesta por Starmer y Macron. Su esfuerzo en el gasto militar se ha limitado a alcanzar el 2% en 2029. Su dependencia de Sumar y Podemos le obliga a mantener la ambigúedad aunque le debilita en su pretendido papel de freno a la extrema derecha.
España pretende llegar al 2% en 2029 mientras Starmer y Macron hablan de entre un 3% y un 3,5%
Ningún país europeo apuesta por enviar tropas de combate, de hecho no lo ha hecho en tres años de guerra, sería extraño que lo hiciera ahora que se inician unas difíciles pero esperanzadoras negociaciones de paz. Es más , salvo británicos y franceses, ni siquiera se plantean enviar tropas de paz, una vez hubiera un alto el fuego consolidado. Meloni ha sido explícita y ha dicho que no es coherente querer imponer la llegada de tropas europeas, declaradas enemigas de Rusia, como fuerzas de paz, y que este papel debe corresponder a países neutrales como la India. Tampoco hay acuerdo en cual debe ser el esfuerzo económico. España pretende llegar al 2% en 2029, mientras Starmer y Macron hablan de entre un 3% y un 3,5% ni que debe incluirse en el concepto de gastos de defensa.
En definitiva, guste o no, la paz depende de Trump y, si no se logra, la defensa de Ucrania también. Europa intenta salvar la cara y los partidos hegemónicos mantener su supremacía. Además impulsar la economía ante los signos de agotamiento de la economía verde y el horizonte de la robotización creciente y su impacto en el empleo. La creación de ejércitos es una buena fuente de empleo. No podemos olvidar la dependencia energética de Rusia, se ha comprado gas por más valor que las ayudas a Ucrania, y que , en última instancia, lo más provechoso para Occidente sería alejar a Rusia de la influencia china como pretende Trump que ve a China como auténtico rival por la hegemonía mundial.
