Kim Kardashian en el último episodio de su reality “Keeping Up With the Kardashian”, ha revelado la historia real de su anillo de compromiso con Kris Humphries. El exjugador de la NBA con el que se casó en 2011 solo pagó el 20% del anillo y la obligó a devolverlo en su divorcio, 72 días después de haberse casado.
El anillo se trataba de una pieza diseñada especialmente para ella, una esmeralda de Lorraine Schwartz, que contenía un diamante de 16 quilates y otros dos de 1.2 quilates. Ahora la empresaria ha desvelado que ella tuvo que pagar casi toda la joya.
Kim Kardashian aparece en el capítulo junto a su hermana Khloé Kardashian donde recuerda los diferentes anillos de compromiso que ha tenido, lo que da pie a desvelar la verdadera historia de la joya: «Me pregunto cuál será la forma de mi próximo anillo, en mi último y definitivo hurra».
La influencer cuenta como ya no tiene en su poder el anillo de aquel matrimonio debido a que lo perdió en su divorcio: «Estaba embarazada de mi hija (North West), seguía casada con él y, para divorciarme, me dijo que tenía que entregarle el anillo en mi divorcio», explicó. Kim también recordó cómo fue ella quien prácticamente compró el anillo: “Yo lo compré. Él solo puso una parte. Aportó a una quinta parte, pero me hubiera encantado una colección», añadió.
En 2021 Kim admitió que se sintió presionada para seguir adelante con su boda con Humphries porque iba a ser grabada en el reality “Keeping Up with the Kardashians”: «Pensé: ‘Bueno, estamos grabando esto para un programa de televisión. Si me voy, me conocerán como la novia fugitiva para siempre y seré el hazmerreír’, y creo que simplemente me acobardé«, explicó.
La empresaria también contó cómo su historia con el ex jugador acabó mal debido a que no supo manejar la ruptura: «Estaba muy nerviosa por romper con alguien, lo manejé fatal. Rompí con él de la peor manera, y no pude… simplemente no supe cómo lidiar con ello. Aprendí muchísimo de eso», añadió.
Según informó el “New York Post” en el 2013, el anillo fue subastado por 749.000 dólares a pesar de que en 2011 había costado dos millones. Fue adquirido por un comprador anónimo en Nueva York. La casa de subastas explicó que parte de los ingresos por la venta se destinarán a una organización benéfica.
Con esta confesión Kim Kardashian desvela un capítulo de su pasado y deja ver lo que ha madurado desde ese entonces. Mientras tanto sus seguidores siguen atentos a los detalles de su vida, esperando descubrir cuál será su próximo anillo con la esperanza de que esta vez sea el definitivo.