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Fraga, Olona y Armesilla, en la diana: la ortodoxia asamblearia intentará reventar un coloquio en la Universidad de Granada

La Asamblea de Estudiantes Permanente acusa a los ponentes de ser transmisores de ideología reaccionaria y llama al boicot

Cartel
Cartel promocional de coloquio / X.

Hace algunos días, Regeneración Socialista, Discrepantes y la Asociación de Estudios Marxistas convocaron en la Universidad de Granada (UGR) un coloquio con Santiago Armesilla, Tasia Aránguez, Macarena Olona y Paula Fraga, con el objetivo de abordar el feminismo desde una perspectiva jurídica. El acto tendrá lugar el próximo 17 de marzo, en el paraninfo de la Universidad, a las 18:00 horas.

Sin embargo, además de organizadores, ponentes y público, el coloquio parece que contará también con comparsistas. La Asamblea de Estudiantes Permanente, encabezada, entre otras, por Josefina Mesina, una de las caras visibles de la podemia en Granada, anunció ayer su intención de boicotear el evento.

Ortodoxia asamblearia

En un comunicado autorreferencial, donde se entremezclan llamamientos a la turba—«estamos solas, ayúdennos»—con consignas como «¡Fuera reaccionarios de la universidad!», han acusado a los ponentes de ser poco menos que encarnaciones del mal. Según esta narrativa, Armesilla sería responsable de la agilización de los desahucios, la represión a movimientos sociales y la opresión a los temporeros; Fraga, en este totum revolutum, parecería culpable de las agresiones a transexuales, de la lluvia que barnizó mi abrigo hace unos minutos y del traspié de mi abuela en la Plaza de la Vila el 9 de octubre de 1983.

Parece que la ortodoxia asamblearia olvida que, entre «las figuras que juegan un papel esencial como correas de transmisión de la ideología reaccionaria», bien podría incluirse el partido—o expartido—de una de sus portavoces. Y, curiosamente, ellos sí han gobernado.

Es una lástima que su amnesia impostada perturbe sus conciencias hasta el punto de manifestarse contra un coloquio en lugar de hacerlo contra la ciénaga política en la que muchos de ellos militan, esa que, verdaderamente, sí degrada las condiciones materiales de los ciudadanos españoles.

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