La decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de aumentar el gasto militar en 2025 para equipararlo al 2% del PIB en base a los nuevos criterios europeos —lo que elevaría el presupuesto de defensa da unos 36.560 millones—, ha provocado una reacción contundente de Podemos, parte clave de la mayoría de gobierno, y Sumar, socio del Ejecutivo. Ambos partidos, adscritos a la izquierda del socialismo, han expresado una oposición frontal a esta medida, poniendo de nuevo en riesgo la estabilidad del Gobierno en un momento clave de negociación presupuestaria.
Las críticas, centradas en el rechazo al militarismo y la falta de consulta con el resto de formaciones y ciudadanía, han escalado las tensiones internas y desatado un debate público sobre las prioridades de Sánchez.
Sumar asegura que no apoyará el aumento del gasto militar: «Queremos que los gastos militares pasen a ser sociales y de cooperación». 👇 pic.twitter.com/7WNJVFqJnG
— THE OBJECTIVE (@TheObjective_es) March 11, 2025
Rechazo de la izquierda
Podemos ha sido especialmente duro, calificando el incremento de «abominable» y acusando a Sánchez de «lamerle las botas a Donald Trump» en plena sede parlamentaria. Irene Montero ha acusado al PSOE de «hipocresía» sin paliativos por hablar de paz mientras cede a las demandas de la OTAN. La formación morada exige que cualquier subida pase por el Congreso y ha aprovechado para reiterar su postura de salir de la OTAN, una demanda histórica del partido. En redes, han insistido en que están «radicalmente en contra de priorizar armas sobre bienestar social«, contraponiendo ambas partidas como excluyentes.
En un tono más moderado pero igualmente crítico, Sumar ha defendido ante Sánchez una defensa europea «autónoma» que no dependa de la OTAN. Los socios del Ejecutivo tampoco han querido dejar pasar la oportunidad de marcar perfil propio, acusando al PSOE de «falta de transparencia» y recordando el envío de 1.100 millones en armas a Ucrania sin debate previo. Fuentes de Sumar han confirmado su rechazo al aumento, subrayando que el gasto militar no debería sacrificar el Estado del bienestar, una línea que choca con la justificación del PSOE de que estas inversiones generan empleo y garantizan la paz.
Por su parte, el PSOE defiende el aumento como una necesidad estratégica y económica, destacando que la industria militar aporta 17.300 millones al PIB. Sin embargo, la rebelión de Podemos y Sumar, combinada con el apoyo del PP a un mayor gasto militar, deja al Gobierno en una posición delicada. La fractura ideológica amenaza con complicar las negociaciones presupuestarias y vuelve a poner en duda la cohesión de la coalición.