Así, como si nada, entre líos con Trump, Putin, Zelenski y con nuevos aranceles a gogó, la Sra. Lagarde, presidenta del BCE que no sabe controlar la inflación, se marcó la semana pasada una rueda de prensa en la que anunció su intención de implementar el euro digital en octubre si estuviera lista la legislación. Fácil. Como si fuera un trámite menor.
¿A usted le han preguntado si está de acuerdo o no con la implementación del euro digital? ¿Están de acuerdo con que los burócratas de Bruselas eliminen a medio plazo el dinero en metálico? ¿Iba en el programa electoral de algún partido político este cambalache? ¿Lo van a colocar sin que nadie rechiste? ¿Han explicado masivamente de qué va esta historia?
A esta iniciativa no le veo demasiadas ventajas para el ciudadano, por no decir ninguna. Parece que coincido con la mayoría de los españoles: según una encuesta del Banco de España son minoría (20%) las personas que estarían dispuestas a usar el euro digital como medio de pago complementario a los que ya existen. Y para más inri, la mayoría (el 65%) no lo utilizaría en absoluto.
El mix actual ya nos sirve para gestionar nuestro día a día. Ya disponemos de dinero electrónico en nuestro banco, podemos hacer transferencias por ordenador, pagar con el móvil y vivir casi sin usar el efectivo. Por otro lado, usamos con normalidad el efectivo: 2 de cada 3 españoles usamos el efectivo a diario sin problemas en establecimientos físicos.
Si los ciudadanos españoles estamos “satisfechos” con el actual mix financiero, entonces, ¿por qué esa obsesión con implementar esta nueva moneda digital controlada por el BCE? Intuyo que le servirá a los politicuchos de turno para controlarnos, vigilarnos, acabar con nuestro anonimato y ser así más dirigibles. Otro Gran Hermano orwelliano para mantenernos en el redil un poco más fiscalizados.
Una vez puesta en marcha esa “moneda espía” los políticos que mandan en la Comisión Europea y el Banco Central Europeo sabrán si repostas mucha gasolina, si comes mucha carne de vaca, si no gastas suficiente en los saltamontes que quieren que comamos o si bebes más café de la cuenta. Sabrán si eres el “buen ciudadano” ecologista y woke que ellos decidan que debes ser. Podrían penalizarte con dos clicks si te portas mal gracias a este control social camuflado.
«Convendrá siempre recordar que esto es una maniobra más para controlarnos, inspeccionarnos, reprimirnos y limitar nuestra capacidad de actuación con lo que es nuestro.«
Ya sé que ustedes ahora dirán que estoy exagerando y que soy un catastrofista de manual. Que no se atreverán a abusar del poder que les otorga saberlo absolutamente todo sobre usted. Pero uno mira a China y no puede pensar que esta historia acabe bien en Europa. En el gigante asiático, después de implementar la hiper vigilancia con tecnología llamada Sistema de Crédito Social, publican nombres de morosos en los cines, te limitan la velocidad de conexión a internet, te expulsan de escuelas públicas, te prohíben volar al extranjero, conseguir créditos bancarios o comprarte una vivienda si no has sido el ciudadano perfecto que quieren los comunistas.
No estamos en condiciones de afirmar que en Europa tratarán con exquisita ejemplaridad nuestros datos y no pongo la mano en el fuego sobre si no tratarían de copiar a los chinos. No podemos descartar que existan grandes tentaciones para controlarnos o incluso desanimar o estimular nuestro consumo a través de euros digitales programables con “fecha de caducidad”, hecho que sería una nacionalización encubierta de la economía europea en toda regla.
A lo largo de los próximos meses veremos campañas de todo tipo para vendernos la imposición del euro digital. Convendrá siempre recordar que esto es una maniobra más para controlarnos, inspeccionarnos, reprimirnos y limitar nuestra capacidad de actuación con lo que es nuestro. El euro digital va a limitar tu privacidad y, por tanto, tu libertad. El control del dinero es el control sobre la vida de las personas. Serás una ovejita más intervenida y vulnerable. Sí, más aún.
POSDATA: solo el 41% de las personas mayores de 75 años acceden a WhatsApp y sólo el 21% de estas personas acceden a la banca en línea. Con el euro digital se agigantará la brecha digital y lo van a sufrir especialmente nuestros mayores. Si ya les cuesta moverse con libertad y autonomía en estos momentos, imaginen cuando ni siquiera tengan dinero en efectivo para bajar a comprar el pan. Los van a dejar en tierra de nadie, socialmente más aislados y sintiéndose unos completos inútiles.