Berga -17.000 habitantes- está poniendo en jaque los principios programáticos de la CUP. El histórico feudo del partido, conocido por su resiliente apoyo a las siglas del partido de izquierda independentista radical, exige ahora soluciones firmes ante el exponencial aumento de la delincuencia y la inseguridad. El mismo alcalde, miembro de la la CUP, ha decidio endurecer las penas a reincidentes, rompiendo con la imagen de “buenismo” que sus detractores achacan al partido.
Berga. Marroquins amenacen als veïns amb matxets i ganivets. Aquesta és la única realitat del dia a dia dels carrers, barris, viles i ciutats de casa nostra mentre els Mossos, Govern, mitjans i la majoria de partits polítics ho neguen manipulant als ciutadans. pic.twitter.com/N3KIgiklk5
— Avi Siset (@aviSiset__) February 17, 2025
Inseguridad al alza
Este cambio en la discursiva de los pre anarquistas no es un caso aislado. Otros bastiones de la formación han mostrado tendencias similares, con líderes y militantes de base pidiendo mano dura contra el crimen. La presión social también crece desde la sociedad civil, con organizaciones tradicionalmente relacionadas con la izquierda independentista elevando peticiones similares ante la patromalización de este discurso por parte de partidos derechistas emergentes.
Con todo, las políticas pasadas de la CUP, parecen haber generado a los ojos de la ciudadanía un ”espacio de impunidad” que ahora les pasa factura. Con las elecciones en el horizonte y el electorado decantándose por formacioens alternativas, como Aliança Catalana, el partido se está viendo obligado a replantear su discurso, hasta ahora reacio a las medidas punitivistas a la hora de enfrentar la delincuencia.