El equipo de investigación del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP-CERCA) ha publicado un estudio que describe una nueva especie de réptil desconocida para la ciencia: Kapes signus. Este animal habitó durante el Triásico Medio, hace unos 245 millones de años, y compartió ecosistemas con otras especies previamente identificadas, como el gigantesco anfibio Calmasuchus acri, descubierto en 2011 en el Pla de la Calma. Además, el análisis de restos dentales fosilizados ha revelado una sorprendente y desconocida diversidad en las comunidades de vertebrados terrestres de la época en la región que hoy conocemos como Montseny.
Un vistazo a los ecosistemas del Triásico Medio
El estudio se centra en los estratos rojizos conocidos como las fácies del Buntsandstein del Montseny, que datan de hace entre 242 y 245 millones de años. En esta zona, los investigadores han identificado ocho tipos diferentes de dientes pertenecientes a animales extintos, incluyendo grandes anfibios conocidos como temnospóndilos capitosaúridos, arcosauromorfos (antepasados de dinosaurios y cocodrilos modernos) y procolofónidos (pequeños réptiles herbívoros de cuerpo robusto).
Este descubrimiento ha sido posible gracias al apoyo financiero del Departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña y su compromiso con la investigación paleontológica a través del Programa CERCA. Desde 2014, la Generalitat impulsa proyectos de investigación en arqueología y paleontología para garantizar su financiación.
El descubrimiento de ‘Kapes signus’
La joya de esta investigación es la identificación de Kapes signus, un réptil procolofónido cuya distribución conocida hasta ahora se limitaba a Rusia y el Reino Unido. Este hallazgo expande significativamente el mapa paleogeográfico del género Kapes. La especie presenta características dentales únicas que la diferencian de sus parientes. Su nombre, «signus», hace referencia al Montseny, cuyo significado en latín es «montaña señal».
«La presencia de una nueva especie de procolofónido es especialmente emocionante«, afirma Josep Fortuny, autor principal del estudio. «No solo enriquece nuestro conocimiento sobre la biodiversidad del Triásico, sino que también sugiere que estos réptiles tenían una distribución mucho más amplia de lo que pensábamos».
Interacciones y roles ecológicos
El estudio también resalta cómo estos animales interactuaban en los ecosistemas del Triásico Medio. Los capitosáuridos, como el Calmasuchus acri, probablemente eran depredadores principales en entornos de agua dulce, alimentándose de peces y pequeños animales terrestres. Por otro lado, los arcosauromorfos se posicionaban como depredadores de rango medio a grande, cazando tetrápodos y, posiblemente, otros réptiles.
«Los capitosáuridos jugaban un papel crucial como superdepredadores en los ambientes acuáticos», explica Eudald Mujal, investigador asociado del ICP-CERCA. Estos hallazgos también arrojan luz sobre la recuperación de los ecosistemas tras la Gran Mortandad del Pérmico, la extinción masiva más devastadora en la historia de la Tierra.
El Montseny: una ventana al pasado
La región del Montseny se consolida como un lugar clave para entender los ecosistemas del Triásico Medio en la antigua Pangea ecuatorial. Este estudio es un punto de partida para futuras investigaciones que permitan comprender mejor la resiliencia de la vida tras eventos catastróficos. «Todavía queda mucho por aprender sobre estos ecosistemas fascinantes», concluye Fortuny.