La tensión entre el PSOE y Junts per Catalunya alcanza un nuevo punto álgido tras la negativa de los socialistas de dar trámite a la cuestión de confianza planteada por Junts. La propuesta, que respondía a la falta de resultados percibida por los independentistas respecto a los acuerdos de investidura, pretendía ser un toque de atención por parte de los convergentes al ejecutivo de gobierno para medir su compromiso de mantenerse fiel a las promesas del pacto.
❌ El Gobierno se planta y tumbará la cuestión de confianza de Junts.
— La Razón (@larazon_es) January 14, 2025
➡️ Moncloa considera la iniciativa «extemporánea» y emplaza a Puigdemont a sumarse a una moción de censura liderada por el PPhttps://t.co/HNR0xA49L1
Este movimiento pone de manifiesto las complejidades del delicado equilibrio que sostiene al Gobierno así como la encrucijada en que se encuentra Junts entre presionar por sus objetivos y evitar un escenario político adverso.
El ultimátum de Junts, entre la presión y la realidad
Pese al endurecimiento de su postura, la situación de Junts en el pacto de Gobierno es delicada. Por una parte necesita separarse de Sánchez, porque necesita virar a la derecha para frenar a Orriols que le esta comiendo cada día que pasa una porción más grande de su electorado. Por otra parte, unas elecciones podrían visualizar un derrumbe de ERC que no pasa por su mejor momento. En cambio corre el riesgo de perder su capacidad de influir, dado que sus votos pueden dejar de ser determinantes. Por eso la decisión de Junts no es fácil y lo más probable es que se limite a bloquear la acción de gobierno pidiendo contrapartidas en cada votación como veremos más adelante.
Aún bajo el compromiso del hipotético presidente popular de convocar elecciones tras una moción de censura exitosa, las encuestas reflejan que el partido conservador podría obtener una mayoría de gobierno supeditada a los designios de Vox, de talante mucho más centralista y tajante contra el soberanismo catalán. Esta situación no es mal vista por el independentismo más radical porque piensan que les ayudaría a recuperarse, a la par que debilitaría la posición de Illa.
De momento, ha sido el mismo Turull quién ha descartado esta opción, catalogándola de “broma macabra”. Así pues, su capacidad de acción se limitaría a negar su apoyo a Sánchez en votaciones clave como la aprobación de los presupuestos o nuevas leyes estratégicas, bloqueando de facto la acción legislativa del gobierno de coalición.
⚡️ Turull avisa el PSOE que «prendrà mal» si no cedeix amb la qüestió de confiança.
— RTVE Notícies (@rtvenoticies) January 14, 2025
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El PSOE se mantiene firme
Pese a las presiones, la estrategia del partido socialista parece clara: mantener el control y negar cualquier iniciativa que ponga en riesgo la estabilidad del Gobierno. Fuentes cercanas al ejecutivo han señalado que su negativa a ceder ante las presiones de Junts responde a la determinación de no sentar precedentes que puedan debilitar su posición en el Congreso.
Sánchez, consciente de su posición de minoría en el Congreso, parece apostar por mantener a sus socios dentro de límites claros sin permitir que estos marquen su agenda política.
Un futuro incierto
El pulso entre Junts y el PSOE pone de relieve las dificultades de mantener un pacto de Gobierno de estas características, que depende de una gran variedad de sensibilidades – a menudo contradictorias– para subsistir.
Por ahora, el rechazo a la cuestión de confianza deja claro que Sánchez no está dispuesto a dejarse doblegar, pero deja abierta la incógnita sobre como afectará esta decisión a su entendimiento con Junts y la verosimilitud de los acuerdos que sustentan su gobierno.