Elon Musk, propietario de X y una de las figuras más influyentes del panorama internacional, ha causado gran revuelo en Europa por sus intervenciones en las cuestiones políticas del viejo continente. Sus declaraciones y reuniones con figuras destacadas del espectro de la derecha europea han sido interpretadas por algunos como intentos de injerencia en los asuntos internos de varios países, generando críticas y debate por parte de analistas y líderes políticos. Mientras hay quién le acusa de pretender interferir en sistemas democráticos ajenos, otros ven sus opiniones como una expresión legítima de sus valores y creencias. A su vez, la crítica hacia Musk pone en evidencia una posible doble vara de medir por parte de los líderes que ahora cuestionan sus acciones.
La polémica en el centro del debate
La controversia empezó cuando Musk publicó en su red social «solo AfD puede salvar a Alemania», en referencia al partido de Alice Weidel, generando críticas inmediatas del canciller Olaf Scholz y otros líderes internacionales, que le acusaron de «promocionar a la extrema derecha».
German Chancellor Olaf Scholz criticizes Elon Musk’s support for far-right parties. pic.twitter.com/zryt6gGoSy
— DW News (@dwnews) January 5, 2025
En el Reino Unido, Musk mantuvo un encuentro con Nigel Farage, presidente del partido Reform UK, lo cual fue interpretado como un respaldo público a las ideas políticas del polémico líder inglés. También en referencia al Albión, el magnate empresarial lanzó duras críticas contra el actual primer ministro, Keir Starmer, por «no abordar adecuadamente los casos de explotación infantil de su país».
En Francia, el propietario de X cuestionó con escarnio las políticas climáticas de la Unión Europea, calificándolas de «impracticables«. En este sentido, el presidente Emmanuel Macron expresó también preocupación por la influencia que una figura del alcance de Musk podía ejercer sobre la opinión pública y las decisiones políticas internacionales.
Más visceral ha sido el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, que ha acusado públicamente a Musk de «atacar abiertamente a las instituciones de gobierno democráticas» y avalar «a los herederos del nazismo» en Alemania.
🎙️| Pedro Sánchez (PSOE) sobre @elonmusk:
— El Regente (@_ElRegente_) January 8, 2025
«La Internacional Reaccionaria o ultraderechista liderada por el hombre más rico del planeta (Elon Musk) ataca a nuestras instituciones, azuza el odio y llama abiertamente a apoyar a los herederos del nazismo en Alemania.» pic.twitter.com/2C7ikGIVw9
El riesgo de la influencia
El principal argumento de estos líderes europeos y el resto de críticos gira en torno los riesgos que un hombre de la envergadura de Musk, una figura empresarial con acceso a una plataforma global como X, pueda influir en los procesos democráticos de otros países. Según estos líderes, las declaraciones y acciones de Musk podrían desestabilizar los debates políticos y «erosionar los valores democráticos». Apelan por tanto al sentido de la responsabilidad que alguien de su influencia, creen, debería mostrar antes de hacer públicos sus posicionamientos políticos.
También desde la Comisión Europea se alzan voces críticas. No es la primera vez que los funcionarios de la institución ponen en duda al empresario y la gestión de sus redes, habiéndolo acusado ya con anterioridad de permitir en X la promoción de la desinformación y la falta de medidas para hacer frente a los contenidos ilegales en la plataforma.
Libertad de expresión y debate abierto
Por otro lado, Musk y aquellos que se posicionan con él argumental que sus intervenciones forman parte del derecho que todo ciudadano tiene a expresar opiniones y participar en debates globales. Señalan que su influencia no puede ser un pretexto para la anulación de sus intereses como sujeto político que afectan tanto a su negocio como a sus ideales.
Insisten en términos más generales en que los gobiernos europeos no deberían limitar la libertad de expresión en redes sociales de acuerdo con su sesgo ideológico, tampoco cuando los comentarios provienen de una figura influyente. Apuntan que estas dinámicas responden más al temor de un cambio de hegemonías en el ámbito cultural que a una preocupación legítima por el bienestar institucional de las democracias occidentales.
Al mismo tiempo, hay analistas que apuntan que el escrutinio hacia Musk puede ser excesivo, ya que sus acciones no siempre se traducen en un impacto tangible, pareciendo las críticas más bien movimientos políticos calculados.
Una doble vara de medir
Sin embargo, estos mismos líderes no mantuvieron posturas tan críticas cuando otros agentes internacionales decidieron tomar parte de los procesos electorales europeos en el pasado.
En 2017, por ejemplo, Barack Obama mostró públicamente su respaldo a Emmanuel Macron durante las elecciones presidenciales francesas, algo que fue celebrado por el actual mandatario francés y gran parte del liderazgo europeo y que en ningún caso se catalogó como «injerencia extranjera».
The EU was okay with Obama interfering in France’s elections 🤔 pic.twitter.com/66VEF4cqWJ
— Adam Lowisz (@AdamLowisz) January 8, 2025
A su vez, y en más estrecha relación con la identidad de Musk como magnate del sector privado, el debate se amplía cuando se consideran las acciones de filántropos como George Soros y Bill Gates, quienes han invertido sumas millonarias en proyectos políticos, sociales y climáticos en Europa. Si bien estas acciones no siempre son explícitas en términos electorales, su influencia en las decisiones políticas y en la agenda pública es evidente. Soros, a través de su fundación Open Society, y Gates, mediante la Fundación Gates, han impulsado políticas que algunos sectores consideran «injerencias indirectas», pero rara vez son objeto de críticas por parte de los mismos líderes que ahora cuestionan a Musk.
Billionaires George Soros & Bill Gates interfered with European politics for decades, spending huge sums to influence elections.
— Visegrád 24 (@visegrad24) January 7, 2025
They were promoting open borders & transfer of power from national governments to supranational organizations.
Merkel & Macron had no issues with it. pic.twitter.com/5Ro4fo7UYQ
Con todo, la polémica generada por las acciones de Musk parece evidenciar una doble vara de medir por parte de los actuales líderes europeos en lo que a «injerencia» se refiere, siendo este un término reservado para quienes no comparten su espacio ideológico.