La economía europea sin rumbo

La Unión Europea enfrenta un debilitamiento estructural que amenaza su competitividad y soberanía, mientras la burocracia y la falta de liderazgo obstaculizan su desarrollo.

Unión Europea
El Parlamento Europeo atendiendo a Zelenski / @Europarl_ES.

Cada vez somos más ciudadanos los que observamos que el proyecto europeo está debilitado, sin rumbo y a expensas de lo que deciden China y Estados Unidos. Tanto a nivel político como económico, se observa una peligrosa falta de orientación, coordinación y objetivos que permitan mantener a Europa como un espacio influyente y central en el mundo desarrollado. Nos estamos quedando atrás. 

Desde principios del siglo XXI, el modelo de gobernanza de la Unión Europea se está ha ido desquebrajando. Desviar soberanía política y económica desde los países miembros a instituciones europeas que nadie sabe muy bien cómo se eligen está destruyendo sectores económicos completos, asfixiando con burocracia a sectores transcendentales y degradando la calidad democrática del conjunto del continente. 

No sólo los países más pobres de Europa ven como su desarrollo económico no despega. Incluso, los grandes motores de la UE, Francia y Alemania, también sufren esa falta de pujanza, músculo económico y liderazgo gubernamental. El conjunto de la Unión Europea está en la UVI y sin saber qué doctores van a aplicar un tratamiento eficaz que mejore su salud. 

La burocracia de Bruselas está destruyendo la soberanía alimentaria y energética de sus países miembros. Está impidiendo que despeguen gigantes en el sector tecnológico y está dinamitando un sector tan transcendental como es el del automóvil. Falta liberalismo y sobra intervencionismo. No es casualidad que el crecimiento económico, la renta per cápita y el bienestar general de los europeos esté cada día más alejado del estadounidense.  

Ningún europeo sensato quiere vivir en una comunidad que esté tutelada por los intereses chinos o americanos. Debemos revertir la situación y reivindicar esa gran Europa innovadora, segura, pujante y perfil propio. Debemos centrarnos en lo importante y dejar de ir por la vida presumiendo de que somos los más ecosostenibles, inclusivos, resilientes y demás adjetivos rimbombantes. Llenar nuestras ciudades de carriles bici no van a llenar nuestra nevera. 

Toca empezar a preocuparse la salud de nuestras empresas para puedan invertir sin miedo a regulaciones inconsistentes y restrictivas. Impuestos abusivos, una legislación laboral que no anima a invertir en nuevos proyectos y exceso de regulación financiera son asuntos que abordar. Europa no es un lugar precisamente estimulante para invertir, por eso, los ahorros de los europeos se quedan en la cuenta del banco del pueblo y no están financiando economía real. Sólo un dato al respecto: los activos bancarios en EEUU son aproximadamente el 100% del PIB, mientras que en Europa son el 400%

Debemos prestigiar nuestras universidades y pagar a nuestros investigadores como se merecen. Los mejores se largan de Europa, por no hablar de España, que en esta cuestión es lamentablemente el claro ejemplo a no seguir. No tendremos grandes proyectos innovadores de futuro si no retenemos el talento que los hace realidad. Por estas cuestiones, en inteligencia artificial, la UE presenta tres veces menos patentes que China y 3,4 veces menos que EEUU, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). En esta área, más de la mitad de los 51 “unicornios” (empresas valoradas en más de mil millones de dólares antes de cotizar en bolsa) registrados actualmente son estadounidenses y una cuarta parte, chinos. La UE tiene solo uno.

Para ser más productivos y competitivos también tenemos que resolver los elevados precios de la energía. ¿Qué gran empresa industrial se instalará en Europa con los costes laborales, fiscales y energéticos más altos del mundo? Si seguimos así, el riesgo de deslocalización de la industria europea es cada vez mayor, aunque seamos los más verdes del mundo mundial. 

Según un reciente informe, encargado por la patronal europea BusinessEurope, Europa enfrentará en 2050 unos costes de generación de electricidad hasta tres veces superiores a los de China, EEUU e India. Concretamente, valorando un escenario más pesimista, el coste de generación eléctrica en la UE superaría los 110 euros/MWh, frente al entorno de 40 euros/MWh que se estima para China, Estados Unidos e India. Se nota en la factura el cierre masivo de centrales nucleares, la estigmatización del carbón, la prohibición del fracking o el establecimiento de la obligación de pagar por las emisiones de dióxido de carbono que emiten nuestras empresas, algo que no ocurre en China, India ni Estados Unidos. 

El panorama económico europeo no parece muy halagüeño. Más aún si observamos el actual colapso político de los Gobiernos de Alemania y Francia que obstaculiza los esfuerzos para hacer frente a los crecientes déficits de Europa y a su tambaleante competitividad que puede ir a peor si finalmente EEUU impone elevados aranceles a industrias vitales europeas. 

Es obvio que los europeos debemos exigir a nuestros gobernantes una hoja de ruta clara y sensata para evitar el colapso definitivo. No basta con promover la inmigración masiva desde África para reducir los costes laborales de las empresas. Necesitamos liderazgo, valentía y elegir a políticos más centrados en la gestión de los problemas de fondo de nuestra economía que en la propaganda políticamente correcta. 

Antonio Gallego
Antonio Gallego
Antonio Gallego: Economista. Ha sido diputado en el Congreso y en el Parlament.

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