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«España no tiene riesgo de apagón». Las redes sacan los colores a Sánchez

Gobierno y medios se dedicaron a ridiculizar las advertencias

Pedro Sánchez al teléfono / Grok.

«España no tiene riesgo de apagón (…) No va a haber apagones de electricidad, ni racionamiento de bombonas de butano (…) ni ninguna de esas escenas apocalípticas que evoca la ultraderecha.» Esta fue la contundencia con que Pedro Sánchez desestimó las advertencias de oposición y medios especializados cuando se avisó de la fragilidad en que se estaba dejando el sistema eléctrico de la nación. Durante meses, expertos y analistas alertaron sobre los riesgos de la alta dependencia de energías renovables sin suficiente respaldo, señalando la baja inercia del sistema y la falta de almacenamiento como amenazas reales. Sin embargo, estas voces fueron ridiculizadas por actores políticos y mediáticos, quienes aseguraron que un colapso era imposible y acusaron a los críticos de propagar desinformación con fines políticos.

El precio de la ideología

La negación categórica de los riesgos energéticos, presentada como una defensa de la transición verde, que, como mínimo, en entredicho tras el apagón. Las redes sociales se han convertido en la principal herramienta se fiscalización y recuperación de la hemeroteca, recriminando a Gobierno y medios afines que minimizaran las advertencias tachándolas de alarmistas o atribuibles a sectores de la oposición. La confianza en la robustez del sistema eléctrico, promovida por el ejecutivo y respaldada por su coto mediático particular, se ha desplomado, dejando al descubierto la fragilidad de una red incapaz de gestionar picos de demanda o fallos inesperados. La falta de inversión en almacenamiento y la reducción de fuentes despachables, como la nuclear, pone de manifiesto que se ignoraron señales claras por motivos ideológicos.

Este episodio reaviva el debate sobre una transición energética responsable.La ciudadanía lo tiene claro; se exige un enfoque más técnico y menos politizado. La indignación refleja no solo el impacto del apagón, sino también la frustración por la polarización que silenció preocupaciones legítimas. España enfrenta ahora el reto de reforzar su sistema eléctrico mientras recupera la confianza ciudadana, un desafío que exige reconocer los errores y priorizar la resiliencia sobre narrativas triunfalistas.

Guillem Espaulella
Guillem Espaulella
Politòleg per la Universitat Pompeu Fabra.

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