En un contexto de tensiones globales que parecen no dar tregua, Mark Rutte, secretario general de la OTAN, ha lanzado una nueva consigna a los países miembros: el objetivo del 2% del PIB en gasto militar, que muchos aún luchan por alcanzar, se queda corto. Durante una rueda de prensa en Bruselas ayer, Rutte señaló que, aunque España ha logrado cumplir este año con ese umbral gracias a un plan de inversión de 10.500 millones de euros anunciado por Sánchez –cuya verosimilitud aún está por comprobar– el listón debe subir. El 2% ya no está de moda, ahora se estila el 3%. Esta es la cifra que parece habérsele ocurrido hoy a la OTAN para hacer frente a las «crecientes amenazas», especialmente tras las presiones de Donald Trump, que por su parte insiste en un ambicioso 5%, ya descartado por países como Alemania, que lo han calificado de «inviable».
Pregunté al secretario general de la OTAN si la presencia de tropas americanas en Europa corre riesgo de disminuir con Trump. Dice que no. Pero atención: añade que, aunque España cumple con el objetivo del 2% de gasto en Defensa, eso ya no será suficiente en el contexto actual. pic.twitter.com/ZD0HxbKCRD
— David Alandete (@alandete) April 24, 2025
En un tono más conciliador, Rutte también señaló que la presencia de tropas estadounidenses en Europa «no corre peligro de disminuir bajo la administración Trump«, una duda que ha planeado sobre los aliados desde que el republicano regresó a la Casa Blanca. Sin embargo, el mensaje es claro: Europa debe prepararse para asumir más responsabilidad en su propia defensa. «Solo Europa sabrá cómo proteger a Europa», el mantra con qué Sánchez presentó su plan de flexibilización presupuestaria cala hondo en la la nueva retórica europea.
El anuncio de Rutte llega meses antes del próximo summit de la OTAN en La Haya, agendado paara junio de este año, donde se espera que los 32 aliados debatan oficialmente este incremento al 3%. Mientras tanto, las palabras del secretario general resuenan como un recordatorio de que, en el nuevo equilibrio mundial, los presupuestos de defensa no parecen tener techo. Habrá que ver si los países miembros están dispuestos a seguir sumando ceros a la factura o si, como viene siendo habitual, las promesas se quedan en buenas intenciones.