El obituario de la Televisión de Catalunya (TV3) dedicado a Mario Vargas Llosa traspasó todas las líneas rojas que marca la ética periodística. «Proveniente del comunismo, el viraje a posiciones de extrema derecha emborronó su imagen», se afirmó en el noticiario del mediodía. Toda una declaración de intenciones.
Cuestionar el relato nacionalista tiene consecuencias
El segmento fue acompañado, por supuesto, de una serie de intervenciones del prolífico escritor, en las que apuntaba que el nacionalismo era un «monstruo artificial» creado, sobre todo, a través de la educación pública. O que «haría falta algo más que una conjura» para acabar con la Nación.
Como colofón, TV3 llegó a acusar a Vargas Llosa de corrupción, sin mencionar en ningún momento su colosal y reconocida obra literaria. Así, desde la televisión pública, la última imagen que se proyectó del Premio Nobel fue la de una caricatura política, impropia del respeto y la profesionalidad que deberían regir en un medio público. Una aberración informativa al alcance de muy pocos.
Casi 24 horas después, el Govern no ha emitido ningún tipo de declaración pública al respecto.