El mundo despide a Mario Vargas Llosa, quien falleció el 13 de abril de 2025 en Lima, Perú, a los 89 años. El escritor peruano, premio Nobel de Literatura, deja un legado imborrable que trasciende fronteras, marcado por una letra serena y una profunda exploración de la condición humana. Sus hijos, Álvaro, Gonzalo y Morgana, han confirmado su fallecimiento, poniendo de relieve que murió en paz, rodeado de afecto. Ahora piden privacidad para honrar su memoria.
Un legado eterno
Nacido en Arequipa en 1936, Vargas Llosa se erigió como pilar del Boom Latinoamericano. Su primera novela, La ciudad y los perros -1963-, lo catapultó al reconocimiento global, revelando su capacidad para retratar las complejidades sociales con agudeza. Le siguieron, entre otras, Conversación en La Catedral (1969), La casa verde (1966) y La fiesta del Chivo (2000), que exploran el poder, la resistencia y los matices de la historia latinoamericana. En 2010, la Academia Sueca le otorgó el Nobel por su “cartografía de las estructuras del poder” y su defensa de la libertad individual.
Más allá de la literatura, Vargas Llosa incursionó en la política, siendo candidato presidencial en Perú en 1990, y se consolidó como un ensayista incisivo, defensor del liberalismo y la democracia. Su ciclo vital, intenso y a veces controvertido, refleja un compromiso inquebrantable con las ideas y la creación.
El adiós a Vargas Llosa deja un vacío inmenso, pero su obra perdura. La literatura universal, enriquecida por su genio, lo recordará como un narrador excepcional.