Carles Puigdemont publicó ayer uno de sus clásicos tuits de enorme extensión, denunciando que «España nos roba». Este argumentario tan manido volvió a salir a la luz con motivo de la ejecución presupuestaria del Gobierno de la nación en Cataluña. «Es una laminación sistemática de la sociedad catalana, de su economía y su competitividad», escribió el prófugo de la justicia, afincado en Waterloo. «Cada año incumplen sus propios presupuestos. Lo hacen en Cataluña, donde roban las inversiones, y lo hacen en Madrid, pero en este caso para gastarse más de lo aprobado inicialmente», añadió el líder de cartón.
Qué sorpresa
Su fórmula para recuperar esa competitividad perdida por culpa de España —y no por los desmanes del nacionalismo— pasa por reeditar, algo más de 8 segundos, el golpe de Estado de 2017. Este patrón de infrafinaciación, presume el gerundense, «solo tuvo un punto de inflexión: 2017». De este modo tan explícito, Puigdemont invita al secesionismo o a cualquiera que «se sienta español o polaco», a «luchar para acabar con esta dependencia tan lesiva» para Cataluña.
Sin PGE, pero con Sánchez
No aprobará, de momento, los Presupuestos Generales del Estado. No obstante, no dejará de apoyar a Pedro Sánchez, aunque la supuesta falta de ejecución presupuestaria provenga de un ejecutivo socialista. Para el prófugo, todos son iguales, y no hay alternativa al conflicto civil y al asalto de las instituciones.
No ocurre lo mismo con sus votantes, cuya fuga rumbo a Ripoll no precisa de maleteros ni de corrupción policial. El nacionalismo y sus reivindicaciones tribales siguen teniendo unos pocos acólitos y estos no olvidan el ridículo y la estafa a los que fueron sometidos.