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Reacciones adversas ante el acercamiento de Sánchez a China

La gira asiática del presidente español tensa relaciones con EE.UU. en plena guerra arancelaria

La visita de Pedro Sánchez a Pekín para su flamante reunión con Xi Jinping ha generado una ola de malestar que se ha acabado materializando en sonadas críticas a nivel internacional, especialmente desde Estados Unidos, en un momento de máxima tensión comercial global. El presidente del Gobierno aterrizó en la capital china tras una escala en Vietnam, como parte de una “gira asiática que busca reforzar lazos económicos con potencias emergentes”. La estrategia ha sido interpretada por Washington como un desafío abierto y directo a su política comercial y rol como agente del panorama global, por no hablar de la vulneración sistmática que China ejerce sobre su población y contra el esquema de derechos fundamentales que caracteriza el talante occidental.

El viaje de Sánchez, acompañado por los ministros de Agricultura y Asuntos Exteriores, llega en un contexto muy delicado. La administración estadounidense, por su parte, no ha dudado en expresar su disconformidad ante lo que percibe como un acercamiento excesivo de España a China, un país que, junto a Vietnam, se posiciona ahora como “defensor del libre mercado” frente al repliegue americano pese a su más que reprobable historial. Desde Hanoi, Sánchez defendió la necesidad de “adaptarse a las dinámicas globales”, pero sus palabras y manifiesta falta de convencimiento no aplacan críticas. La Casa Blanca ve en esta maniobra un riesgo para la cohesión occidental en un momento en que la unidad frente a Pekín se considera clave. No debemos olvidar la fijación del presidente estadounidense con el gigante asiático

El Ejecutivo socialista, por su parte, insiste en que la visita “no busca provocar a nadie, sino fortalecer oportunidades comerciales en un mundo cambiante”. Pero el simbolismo de la gira, que incluyó gestos como una ofrenda floral en el Mausoleo de Ho Chi Minh en Vietnam, no ha pasado desapercibido para nadie. La paradoja de aliados tradicionales enfrentados por estrategias económicas opuestas añade presión a un Sánchez que camina sobre la cuerda floja diplomática.

La reunión con Xi Jinping promete, bajo palabra de Sánchez, acuerdos económicos, pero el coste político es muy elevado si las críticas internacionales se traducen en represalias. La gira asiática de Sánchez no es solo una apuesta comercial; se ha convertido en un reflejo de las tensiones que sacuden el orden global con un posicionamiento claramente desafiante por lo que hace España, cuya escueta relevancia internacional difícilmente avala su provocación.

Guillem Espaulella
Guillem Espaulella
Politòleg per la Universitat Pompeu Fabra.

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