La huida de Carles Puigdemont, ¿negligencia o pacto?

El momento más crítico para el expresidente en su fugaz retorno a Barcelona fue el trayecto entre su escondite y el escenario del Passeig de Lluís Companys

Acompañado de Jordi Turull, Carles Puigdemont fue grabado en las cercanías del Passeig de Lluís Companys.
Acompañado de Jordi Turull, Carles Puigdemont fue grabado en las cercanías del Passeig de Lluís Companys.

La periodista Mayka Navarro y el detective privado Paco Marco acaban de presentar el libro La fugida, un trabajo en el que analizan cómo Carles Puigdemont pudo llegar hasta Barcelona el 8 de agosto de 2024, burlar todos los dispositivos ideados para su detención y evaporarse entre la multitud que lo esperaba en el Passeig de Lluís Companys, momentos antes de que el socialista Salvador Illa fuera investido como presidente de la Generalitat.

En La fugida, Navarro y Marco descargan de cualquier responsabilidad a los Mossos, de los que aseguran que nunca se plantearon que el líder de Junts tuviera previsto huir de Barcelona sin intentar acceder al Parlament, que es lo que había anunciado que haría. Según Navarro, se tomó la «decisión política» de detener al expresidente si atravesaba las puertas del parque de la Ciutadella. Para ello, se designó a dos mossos como los que ejecutarían la detención, tras la cual Puigdemont sería trasladado en coche al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. La periodista de La Vanguardia también explica que se había solicitado a la presidenta del TSJC que, si era detenido, se habilitara un despacho en el que pudiera dormir y que no fuera trasladado a un calabozo. Una petición que la presidenta del TSJC rechazó.

¿Despiste de los Mossos?

Navarro también considera que no hubo negligencia en cómo los Mossos gestionaron aquel 8 de agosto los dispositivos preparados ante el retorno de Puigdemont a Barcelona para pronunciar un corto discurso en el paseo y que fue presenciado por unas 3.000 personas. Tenían claro que no sería allí donde lo detuvieran porque, y esto fue también una «decisión política», había numerosos cargos públicos separatistas que muy probablemente tenían previsto hacer de escudos del prófugo de la Justicia. Algo que hubiera provocado imágenes que el entonces conseller de Interior, el repubicano Joan Ignasi Elena, no estaba dispuesto a aceptar.

Carles Puigdemont en su mitin en Barcelona tras su huida hace siete años (Junts).
Carles Puigdemont en su primer discurso en Barcelona tras su huida hace siete años (Junts).

La periodista señala que nadie en los Mossos ni en la Conselleria de Interior se planteó un escenario en el que Puigdemont optara por huir sin acercarse a la Ciutadella. Sobre todo porque esta acción no tendría ningún rédito político ni para él ni para Junts, como así sucedió.

El trayecto más crítico

Puigdemont, por su parte, tenía también su propio dispositivo de seguridad, en el que participaban dos mossos y un bombero. Estos consideraban que el «momento crítico«, es decir, aquel en el que más posibilidad había de que fuera detenido, sería el trayecto entre el portal del piso en el que se había escondido durante 48 horas y el escenario instalado en el Passeig de Lluís Companys. Un trayecto de menos de medio kilómetro que el expresidente recorrió a pie y rodeado de algunos de sus fieles, como Jordi Turull.

En La Fugida, finalmente, Mayka Navarro y Paco Marco dan otros datos sobre cómo se preparó el viaje de Puigdemont a Barcelona, quiénes estaban al tanto de lo que iba a suceder y cómo se ideó la sorprendente huida. Unos pasos en los que, al parecer, tuvo una especial participación un conocido empresario catalán del que, sin embargo, no revelan su identidad.

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