El Partido Demócrata atraviesa una crisis tras perder la presidencia, el Senado y la Cámara en las elecciones de 2024, y según el consejo editorial de The New York Times, su incapacidad para aceptar la realidad agrava el problema. «Los demócratas están en negación sobre 2024». Con esta contundencia resume el medio progresista “las excusas del partido” -como culpar a la inflación postpandémica o insistir en que solo deben mejorar su comunicación-. La editorial liberal es clara: “son excusas delirantes y los alejan de futuras victorias”.
Una situación delicada
Las encuestas reflejan el desgaste: según CNN y NBC News, menos del 30% de los estadounidenses venal partido con buenos ojos, los peores números desde los años 90, uno de los periodos más críticos de la izquierda americana. A pesar de esta «derrota contundente», el NYT señala que muchos líderes demócratas, como el nuevo presidente del Comité Nacional Demócrata, Ken Martin, creen que su mensaje es del todo correcto y solo necesitan «conectarlo mejor» con los votantes. Otro ejemplo es el ex candidato a vicepresidente Tim Walz, quien afirma sin rubor que 90 millones de personas no votaron y que el partido debe enfocarse en ellos, descartando a los votantes de Trump.
Los datos no avalan esta narrativa. La demoscopia muestra que los no votantes preferían a Trump por un margen mayor que los votantes activos, y que la inflación no fue el único factor: los republicanos ganaron confianza en temas como inmigración, crimen y política exterior. Aunque el texto reconoce que la inflación afectó a partidos gobernantes en varios países, el NYT destaca que otros, como en Francia o Japón, lograron la reelección. «Un Partido Demócrata más sano podría haberlo conseguido», sentencia.
El consejo editorial es tajante, pero también ofrece una nota en positivo, instando al partido a cambiar de estrategia mientras no sea tarde. La receta no es complicada: admitir el mal manejo de la edad de Biden, reconocer que el partido giró demasiado a la izquierda tras Obama y ofrecer ideas frescas, algo que Kamala Harris no logró en su campaña. El NYT concluye que un país con dos partidos fuertes es esencial, especialmente ante el dominio de Trump en los republicanos y la necesidad de establecer un polo de contrapoder desde el centro político.