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No son «casos aislados»

La inmigración descontrolada aumenta la inseguridad y desmerece a quiénes vienen a ganarse la vida de manera honrada

Es obvio que no todos los inmigrantes son delincuentes en potencia. Esas perogrulladas sólo las sueltan algunos con poca calle, intereses electorales, soldaditos de Guerras Santas imaginarias y voluntad de generar miedo en la población. La inmensa mayoría de ellos son honrados, trabajadores y vienen a España a labrarse un futuro dignamente. 

Los extranjeros tienen una tasa de actividad -personas en edad de trabajar que lo hacen o están dispuestas a hacerlo- de casi el 70 %, frente al 56,6 % de los españoles. El dato refleja que la inmensa mayoría de los inmigrantes viene a España con ánimo de trabajar. Así, están contribuyendo a elevar la actividad económica y están compensado el envejecimiento de la población y el amodorramiento que genera en algunos autóctonos la cultura de la paguita. 

No nos engañemos. En España, muchos extranjeros están cubriendo una demanda laboral no cubierta por los españoles. Basta con echar un vistazo a las obras, la hostelería, el comercio y a la asistencia domiciliaria para ver quién está trabajando ahí. Dicho esto, entre ese gran colectivo de trabajadores honestos que vienen de otros países se nos está colando mucha purria que está elevando las tasas de delincuencia que debemos controlar, encarcelar y, si procede, expulsar de nuestro país. 

La inmigración que puede encajar una nación no puede ser ilimitada, masiva, ilegal y descontrolada. Afecta a la convivencia y a la seguridad de todos nosotros, incluidos los extranjeros que trabajan y cotizan como el que más. La izquierda buenista se equivoca cuando oculta el problema, mira para otro lado y gobierna como si no pasara nada. 

«No es normal que desde los poderes públicos se siga alimentando el “efecto llamada”, que no seamos capaces de controlar nuestras fronteras, que permitamos la multirreincidencia (…) y que se mantengan leyes tremendamente laxas para parar la acción de estos energúmenos.»

Más del 52% de los presos en Cataluña son extranjeros, cuando sólo representan el 17% de la población en la región. Tres de cada cuatro presos de Cataluña menores de 21 años son extranjeros. En el conjunto de España, según el estudio realizado por Freemarket Corporate Intelligence, «el porcentaje de delitos por habitante español es de 0,75%, mientras el de los extranjeros del 1,97%”. Parece bastante obvio que están entrando en España demasiados delincuentes y eso debería hacer reflexionar a los que mandan. 

No podemos normalizar que cada día veamos en la calle o en las redes sociales machetazos, escenas propias de países subdesarrollados, mangantes multirreincidentes haciendo de las suyas o testimonios de mujeres que sufren inseguridad ciudadana en sus barrios. A estas alturas de la película nadie puede convencerme de que sólo se trata de “casos aislados”.

No es normal que desde los poderes públicos se siga alimentando el “efecto llamada”, que no seamos capaces de controlar nuestras fronteras, que permitamos la multirreincidencia, que las plantillas de policía estén bajo mínimos y que se mantengan leyes tremendamente laxas para parar la acción de estos energúmenos. Con los extranjeros trabajadores total integración, con los malos rápida expulsión. 

Debemos atajar el problema sin complejos para no convertirnos en la peor versión de algunos barrios de Francia, Suecia o Bélgica. O ponemos orden o esto se nos irá de las manos. No podemos permanecer impasibles ante la degradación de nuestros barrios y la ruptura de la paz social en España. Es una barbaridad dedicar dinero público a promocionar la inmigración ilegal y seguir alimentando a las mafias que trafican con seres humanos. 

La izquierda, negando el problema, lo agrava. Ojalá algún día recapacite y, como en otras partes de Europa, empiecen a coger el toro por los cuernos. Más inmigración sin control e ilegal es menos libertad individual. Todos lo agradeceremos, especialmente la inmensa mayoría de buenos extranjeros que sí ayudan a tirar para adelante nuestro país. 

PD: Es una vergüenza que con este panorama expulsen de Cataluña a la Policía Nacional y la Guardia Civil. 

Antonio Gallego
Antonio Gallego
Antonio Gallego: Economista. Ha sido diputado en el Congreso y en el Parlament.

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