Como continuación y en relación al contenido del artículo Memoria histórica, sin desmemoria de Josep Ramón Bosch, publicamos un listado de los307 alcaldes catalanes de derechas asesinados en 1936 a manos de las fuerzas «revolucionarias».
La Guerra Civil Española no fue un conflicto unidireccional de España contra Cataluña, como insisten algunos relatos separatistas, sino una tragedia fratricida que dividió a los catalanes entre sí. Este documento muestra un episodio negro de nuestra historia: al menos 307 alcaldes y exalcaldes catalanes de derechas fueron asesinados entre julio y noviembre de 1936 por «milicias antifascistas«, «comités revolucionarios» y pistoleros al servicio de la Generalitat republicana encabezada por Lluís Companys. Estas víctimas, en su mayoría afiliadas a la Lliga Regionalista, la CEDA o el carlismo, no solo fueron autoridades locales, sino también comerciantes, propietarios e industriales, representantes de una burguesía que, paradójicamente, terminaría apoyando en parte al franquismo tras el caos revolucionario.
Aquí el archivo que contiene la lista de asesinados entre julio y noviembre de 1936
Estos asesinatos, que se suman a los cerca de 8.352 catalanes ejecutados por las fuerzas de izquierda entre 1936 y 1937, muestran la ferocidad de una represión que no distingue entre bandos en su crueldad. Lugares como Montcada i Reixac, con su fosa común de más de 700 cuerpos sin identificar, o la fábrica de cementos Asland, convertida en crematorio de “fascistas”, evidencian un plan calculado de eliminación que contrasta con la narrativa de los “incontrolados”. Lejos de ser actos espontáneos, las listas de nombres circulaban entre comités locales, y los ejecutores, a menudo forasteros, actuaban con la complicidad o el silencio de las autoridades republicanas. Mientras el franquismo dejó su propia estela de sangre —3.358 republicanos fusilados en Cataluña—, la memoria histórica oficial parece olvidar estos crímenes de la retaguardia republicana.
No se trata de justificar a unos ni a otros, sino de desmontar el mito de una Cataluña unida contra el fascismo. La guerra fue también un enfrentamiento entre catalanes, donde la burguesía tembló ante el anarquismo y el nacionalismo de Companys, y donde muchos acogieron con alivio la victoria franquista. Hoy, mientras el Memorial Democràtic de la Generalitat invierte millones en buscar fosas republicanas, los restos de estos alcaldes y miles de derechistas siguen silenciados en cunetas y cementerios como el de Montcada. Recordar todos los hechos, sin sesgos, es el único camino para cerrar las heridas de una guerra que no tuvo buenos ni malos absolutos, solo víctimas y verdugos en ambos lados.
Próximamente publicaremos una serie de fotocopias de documentos oficiales de la Generalitat de Catalunya -conseguidos no sin reticencias- que muestran sentencias de muerte ejecutadas por parte del Departament de Justícia de la Generalitat de Catalunya por delitos de «espionaje y altra traición».