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El pancatalanismo nos sale muy caro

Salvador Illa sube la apuesta y nos anuncia, rumboso, que este año no serán 650.000 sino 800.000 euros los que dedicaremos de nuestros impuestos a sufragar La Bressola

Propaganda de La Bressola.
Propaganda de La Bressola.

Cataluña cuenta en la actualidad con 937 módulos prefabricados distribuidos en 388 centros educativos. En román paladino: Colegios con barracones. Ciudades como Barcelona, Tarragona, Manresa y Girona encabezan el dudoso ranking de los barracones. Pero ese dato, que debería avergonzar a los responsables autonómicos, no ha sido óbice para que la Generalitat siga invirtiendo en la escolarización en colegios privados de niños… franceses.

No solo eso. Salvador Illa sube la apuesta y nos anuncia, rumboso, que este año no serán 650.000 sino 800.000 euros los que dedicaremos de nuestros impuestos a sufragar La Bressola. Esto es, 800.000 euros para pagar la escolarización de un millar de niños franceses en siete colegios privados cuya razón de ser es la enseñanza del catalán y la cultura catalanas. 

Tres argumentos sostienen esta decisión en el debate mediático catalán. El primero y fundamental, la defensa del catalán en sus horas más bajas y la necesidad de promoverlo entre las nuevas generaciones. El segundo, como no, plantar cara a la extrema derecha. Resulta que la administración regional de Occitania y los Pirineos Orientales, responsable de garantizar la educación de esos niños, está en manos del Rassemblement National de Marine Le Pen, poco sensible a las especificidades regionales. La tercera, que no se trata de nada que no haga el propio Gobierno francés con sus liceos repartidos por el mundo, o los colegios alemanes o italianos de los que tenemos ejemplos en Barcelona.

Si los padres de La Bressola quieren un colegio privado, están en su perfecto derecho, pero no tenemos por qué pagarlo nosotros

Vamos por partes. La defensa del catalán no justifica detraer recursos públicos que deberían servir para mejorar las condiciones de la escolarización de niños catalanes en favor de los niños de un país más rico y con mejores servicios públicos que los nuestros. Si los padres de La Bressola quieren un colegio privado, están en su perfecto derecho, pero no tenemos por qué pagarlo nosotros.

Si el gobierno regional ha decidido dejar de subvencionar a esos centros, está también en su derecho; concretamente el que le dieron las urnas. En las últimas elecciones, RN ganó en las cuatro circunscripciones de la ‘Catalunya Nord’ -en una de ellas ni siquiera tuvo que llegar a la segunda vuelta para imponerse con el 54% de los votos- con un programa en el que nadie habló de invertir dinero en la promoción del catalán. No importa, ahí están los ‘catalanes del sur’ para pagarlo, deben pensar esos electores que después claman en los medios de comunicación catalanes reclamando apoyo económico.

Es igualmente falsa la comparativa con los liceos franceses. Porque en esos colegios, el Estado francés subvenciona la escolarización de sus nacionales, pero no a los niños nacidos en otros países. Los padres de cualquier alumno español del Lycee Français de Barcelona, por ejemplo, pueden acreditar que no se trata precisamente de un centro económico para los no franceses. Porque en Francia se consideraría una frivolidad pagar el colegio de niños españoles. Extraño ¿verdad?; con lo orgullosos que están ellos de su lengua.

El anuncio de Salvador Illa no tiene que ver con la defensa de un derecho -el supuesto derecho a recibir la educación en catalán- sino con un complejo: el del gobierno socialista dependiente de ERC. Como ya nadie se cree el discurso de la independencia inminente, el independentismo ha vuelto a las esencias, la defensa de la lengua y la cultura catalanas, que es tanto como la defensa de la nación catalana. Y en este contexto, el PSC no puede ser menos. Por eso el Govern ha doblado la apuesta. 150.000 euros más para La Bressola. No hay presupuestos, pero la casa es grande.

Porque en esos colegios, el Estado francés subvenciona la escolarización de sus nacionales, pero no a los niños nacidos en otros países

Existe otra explicación, más profunda, para explicar esa decisión. Un pancatalanismo tan arraigado en el mainstream de la política catalana que parece normal interferir, chequera en mano, en los asuntos de nuestros vecinos. Siempre en defensa de los Països Catalans.

Es lo que explica también que la Generalitat de Catalunya sea la fuente de financiación principal de entidades valencianas como Acció Cultural del País Valencià, con 273.875 euros; Fundació Escola Valenciana, con 100.000 euros; y Sambori, que ha obtenido 23.323 euros. Era digno de ver el alborozo con el que los medios catalanes acogieron la semana pasada el resultado de la encuesta de la Generalitat Valenciana sobre el idioma principal de la escolarización, en la que el valenciano quedó prácticamente empatado con el español. Algo que aquí fue convenientemente interpretado como una derrota más de Carlos Mazón, quien no necesita precisamente batallas lingüísticas para pegarse tiros en el pie. 

Tan contentos estaban en los medios y opinadores de la Cataluña catalana, que se olvidaron del agravio que suponía hace no tanto romper la unidad de la lengua, y hablaban con alborozo de la victoria de valenciano. Cosas veredes amigo Sancho.

Iva Anguera de Sojo
Iva Anguera de Sojo
Periodista especializada en política, he pasado por ABC, la Delegación del Gobierno en Cataluña y El Independiente. Ahora en el Consejo de Betevé y colaborando con diversos medios.

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