15 pasajeros de un vuelo de Jet2 procedente de Newcastle y con destino a Tenerife fueron detenidos por la Guardia Civil a su llegada a la isla por viajar borrachos. La tripulación del avión fue la que dio aviso al servicio de controladores para comunicar el problema que tenían a bordo y solicitar «presencia policial» en el momento del desembarque.
Ha sido el perfil en X de Controladores Aéreos el que ha relatado este sorprendente suceso. Según esta cuenta, al bajar del avión los 15 alborotadores se encontraron con un «comité de bienvenida» formado por agentes de la Benemérita y miembros del servicio de seguridad del aeropuerto tinerfeño.
La tripulación del vuelo procedente de Newcastle llegando a #Tenerife Sur nos comunica que llevan cerca de una quincena de pasajeros en aparente estado de embriaguez y que requieren presencia policial a su llegada.
Les recortamos la ruta en lo posible mientras se coordina la… pic.twitter.com/jX1ZLNRo7O— 😉Controladores Aéreos 🇪🇸 (@controladores) March 14, 2025
Un grave problema
Un pasajero borracho en un vuelo puede convertirse en un problema grave tanto para la tripulación como para el resto de los viajeros. El consumo excesivo de alcohol en altitud potencia sus efectos, lo que puede provocar comportamientos disruptivos como hablar en voz alta, molestar a otros pasajeros o desobedecer instrucciones de seguridad. En casos más graves, la embriaguez puede derivar en agresividad, peleas o incluso intentos de interferir con el funcionamiento del avión, poniendo en riesgo la seguridad del vuelo. Además, el deterioro de la coordinación y la posible aparición de problemas médicos, como desmayos o vómitos, pueden generar situaciones incómodas y requerir la intervención del personal de a bordo.
Ante estos riesgos, las aerolíneas aplican estrictas políticas para controlar el consumo de alcohol y pueden negarse a embarcar a pasajeros visiblemente intoxicados. En casos extremos, si la situación se sale de control, el comandante puede optar por desviar el vuelo o realizar un aterrizaje de emergencia, lo que conlleva demoras y costos adicionales. Además, los pasajeros problemáticos pueden enfrentar consecuencias legales al aterrizar, incluyendo multas, arrestos e incluso la prohibición de volar en determinadas aerolíneas. Por ello, las compañías instan a un consumo responsable y recuerdan que la seguridad y la convivencia en el avión dependen del comportamiento de todos los pasajeros.