¡Oh, noble imán, guerrero solitario!
Hiciste del vulnerable, un triste adversario.
Destroza contenedores, quema la comisaría,
haz del fuego, una dulce sinfonía.
¡Oh, noble imán, despegado de nevera,
tu pasión por el frío siempre fue una quimera!
¿Para qué ir a Hamelín a llamar a las ratas,
cuando en Salt, imancito, tanto no espera?
Por favor, te lo ruego, no quemes mi dulce morada,
¡OkupAllah si quieres, pero no le hagas nada!
¡Oh, imancito, tú y tu banda siempre impunes,
cupaires y la podemia, al fundamentalismo, con su pijerío, son inmunes!
¡Oh, noble imán, como el Fary, tú serás mi morito Juan,
si quieres destruir la sede de mi periódico, llama a tu clan!
Cuestión: por allí no me encontrarán ningún día,
pero, por favor, no me jodáis el vermú del domingo, que es mi única teología.