Ahora que el debate sobre el gasto comunitario en defensa está en boca de todos, parece pertinente analizar el estado actual del gasto en defensa a nivel internacional, que sigue mostrando una disparidad notable, con Estados Unidos asumiendo el rol dominante que ha reavivado los actuales debates dentro y fuera de la OTAN. En 2023, según datos facilitados por la propia alianza, el presupuesto militar total de los 32 miembros alcanzó los 1,47 billones de dólares, de los cuales Estados Unidos aportó aproximadamente 967.000 millones, equivalente al 66% del total. Este desequilibrio contrasta con el esfuerzo colectivo de los aliados europeos y Canadá, que sumaron unos 404.000 millones, evidenciando la dependencia de la OTAN -y por ende de la defensa global occidental- del músculo financiero estadounidense.
1. No es que la OTAN no pueda existir sin los EEUU. Es que la OTAN ES los EEUU.
— José Javier Esparza Torres (@josejavierespa) March 1, 2025
2. A los EEUU no les inquieta perder la simpatía de sus "aliados": con su cifra de gasto militar sólo necesita vasallos.
3. Gráficos adjuntos, cifras de 2023. A ver si nos enteramos de qué va la vaina pic.twitter.com/YZ113wrnX2
Una deuda histórica
Esta asimetría no es nueva, pero ha ganado relevancia tras las críticas de la administración Trump y la crisis de seguridad nacional que ha sobrevenido al mundo civilizado a raíz de la invasión de Ucrania o el conflicto en Gaza. El mandatario republicano insistió ya en 2024 en que los países europeos no cumplen con el compromiso de destinar el 2% de su PIB a defensa, acordado en 2014. Aunque en a finales del año pasado, 23 de los 32 miembros alcanzaron o superaron este umbral, economías relevantes en el panorama internacional como Alemania (1,57% en 2023) o España (1,24%) aún quedan rezagadas. Polonia, con un 4,12% de su PIB, y Estonia (3,43%) lideran entre los europeos, pero su contribución absoluta palidece frente a los 3,38% del PIB estadounidense, que en términos reales supera en más de diez veces al segundo mayor aportante, Alemania.
Aquí tienen el gasto de la OTAN. En azul oscuro lo que aporta EEUU y en celeste lo que aportan todos los demás con sus gobiernos europeos que permanentemente insultan y desprecian a los EEUU y se niegan a aumentar su aportación a una OTAN cuya misión básica es la defensa del… pic.twitter.com/6qyDhMu4TA
— Hermann Tertsch (@hermanntertsch) January 26, 2025
Este desbalance genera fricciones. La opinión general es clara: el gasto de Washington no solo sostiene a la OTAN, sino que cubre compromisos globales ajenos a Europa, como operaciones en Asia-Pacífico, con Europa befeficiandóse de un «paraguas militar» estadounidense sin asumir su parte. Sin embargo, hay también quien argumenta que el liderazgo de EE.UU. responde a intereses propios, no a una «altruista defensa» del continente, y que el 2% es un indicador insuficiente para medir la carga real. Aún así, con la nueva administración en Washington, parece que incluso en caso de ser cierto, estas prioridades habrían cambiado.
A nivel global, la desigualdad se extiende más allá de la OTAN. Mientras EE.UU. gastó 916.000 millones en 2023, según SIPRI, potencias como China -296.000 millones- y Rusia -109.000 millones- crecen rápidamente, pero aún están lejos del gasto total estadounidense. La presión para que Europa incremente su inversión, potenciada por el contexto bélico actual y el aparente desmarque de Trump reduciendo el compromiso americano con la alianza, plantea los siguientes dilemas: ¿hasta qué punto puede la OTAN equilibrar su estructura financiera sin que EE.UU. siga llevando el peso mayoritario? ¿Es legítimo seguir pidiendo a los estadounidenses que carguen con el peso de nuestra defensa? ¿Dónde deja esto nuestra soberanía?
