Joseph Oughourlian, presidente del Grupo PRISA, ha fulminado esta semana al jefe de PRISA media, Carlos Núñez, y el director de contenido del grupo, José Miguel Contreras. Aparta dos piezas claves del entorno socialista para tratar de evitar el asalto sanchista a la empresa editora de El País y de la Cadena Ser.
Es un secreto a voces que Pedro Sánchez quería tomar el control efectivo de PRISA para asegurarse de que este grupo empresarial se mantuviera fiel a su tradición izquierdista y que siguiera ejerciendo como plataforma propagandística del Gobierno. No sólo eso, lleva meses tratando de que el citado grupo empresarial impulsara una televisión a la que le regalaría la licencia sin ningún tipo de problemas (saben perfectamente cómo hacer un pucherazo en una concesión administrativa). Esa televisión ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Oughourlian, principal accionista de PRISA, considera que lanzar una televisión política para uso y disfrute del PSOE no es precisamente un buen negocio en tiempos de Netflix, HBO y Prime. Supone un riesgo financiero de grandes dimensiones para una empresa que está embarrancada en un mar de deudas desde hace años (832 millones en 2024). El empresario francés se ha plantado, ha decidido no poner en riesgo la viabilidad de la empresa sólo para satisfacer a Moncloa y ha iniciado un conjunto de movimientos para protegerse del seguro contraataque sanchista para tratar de sacarlo de escena. Los ceses han sido, por tanto, una maniobra para garantizar la supervivencia financiera del grupo empresarial y su supervivencia personal al frente del consejo de administración, altamente amenazada por diversas maniobras a lo largo de los últimos meses. Vista la ambición de Sánchez por controlarlo todo, tampoco debe parecernos descabellado.
«Está claro que las huestes socialistas que soñaban con “Tele-Pedro” están que fuman en pipa y con sed de venganza.«
No tengo ninguna duda de que Moncloa ya ha activado todos sus resortes para intentar aglutinar un 51% del capital de PRISA para fulminar a Oughourlian y sacar adelante ese proyecto de televisión socialista que permitiría a Sánchez hacer su particular “Aló Presidente”. Las espadas siguen en alto. Sánchez hará todo lo posible por “comprar” con favores de todo tipo al fondo Vivendi, que tiene un 11,79%; la familia Polanco, con un 7,6%; Carlos Slim, con un 7% y el Santander, con otro 4%.
Pueden ocurrir muchas cosas a lo largo de las próximas semanas en esta batalla por controlar PRISA. No podemos descartar que en la operación participe Telefónica, recientemente asaltada por Sánchez. En cualquier caso, la guerra por el control de PRISA está lejos de resolverse. La Junta de Accionistas de junio será el campo de batalla donde se definirá si la compañía sigue bajo el control de Oughourlian o si los esquilmados accionistas españoles alineados con Sánchez logran el poder.
Está claro que las huestes socialistas que soñaban con “Tele-Pedro” están que fuman en pipa y con sed de venganza. Se las prometían muy felices, pero han topado con un empresario francés harto de recibir puñaladas, preocupado por la deuda, que no le hace ascos al PP y que lo ha apostado todo a la defunción política inminente de Sánchez, un walking dead de la política que ya va a la desesperada y sin escrúpulos para que “ni El País sea de Ciudadanos, ni la SER de Podemos».
PD: Sigan de cerca la partida presupuestaria del Gobierno en publicidad institucional. Siempre ayuda a convencer a los editores.
