Hace escasos días, una joven quedó recluida durante un escrache en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Anabella Párraga (2004, Caracas), estudiante de Relaciones Internacionales y secretaria general de Libertad Sin Ira en la Universidad, se vio asediada por una turba que impidió la celebración de un acto en el que intervenían Iván Espinosa de los Monteros, ella misma y otros miembros de la organización juvenil. En Párraga se vislumbra el mismo espíritu disruptivo que en Joves de Societat Civil Catalana o S’ha Acabat: restaurar la dignidad colectiva de aquella gente que, como cantaba Jarcha, “sufre y calla dolor y miedo”. Hoy hablamos con ella.
¿Cómo te aproximas a la Libertad Sin Ira?
Mi acercamiento a Libertad Sin Ira se remonta al 12 de octubre de 2024, cuando presencié como se prendía fuego a una bandera española en la Universidad. Yo, que ya anhelaba una mayor libertad ideológica, decidí enrolarme en la asociación.

¿No hay libertad de expresión en la Complutense?
Diría que la libertad de expresión está tan perseguida como lo está Libertad Sin Ira. Solo hace falta ver lo que vivimos hace pocos días: a la mínima que hagas un comentario contrario a la turba, ya pasan a tildarte de fascista, con todas las consecuencias que eso conlleva.
Ya los días previos al acto recibimos decenas de amenazas por parte de otros estudiantes.
Anabella Párraga
Desamparo por parte de las autoridades universitarias…
Hay muchos profesores que están con nosotros en la lucha por la pluralidad. Sin embargo, los órganos directivos no ayudan en absoluto; el comunicado posterior al acto con Iván Espinosa de los Monteros lo refleja bien.
Un compañero de clase me llegó a decir: “Prepárate para lo que te espera mañana”.
Anabella Párraga
¿Cómo fue aquel día?
Fue un día horrible, ese día pasé muchísimo miedo. Ya los días previos al acto recibimos decenas de amenazas por parte de otros estudiantes. Arrancaban nuestros carteles, hacían pintadas contrarias a LSI e incluso llegamos a recibir mensajes anunciando lo que pasaría.
¿Mensajes a vuestros teléfonos particulares?
No, en grupos de WhatsApp afines a los escrachadores, pero los recibíamos gracias a compañeros que buscaban evitar males mayores. Aunque a mí, como iba a presentar el acto, llegaron a pintarme la puerta del aula que más frecuento. Es más, un compañero de clase me llegó a decir: “Prepárate para lo que te espera mañana”.
Volvamos al día de los hechos.
Yo acudí con cierta antelación al aula de cine; era la primera vez que hablaba en público delante de tanta gente y quería prepararme. Además, también se encontraban tres compañeros organizando la logística. Al poco de entrar, escuchamos ruidos fuera del aula y, de la nada, sellaron las puertas con silicona. Yo alucinaba. Luego, optaron por colocar macetas y otros objetos para bloquear las puertas.
Confesó que la gente que aguardaba nuestra salida podía portar «objetos punzantes o alguna cosilla así».
Anabella Párraga
Desde la Coordinadora Juvenil Socialista [parte escracheadora] afirman que podíais salir en cualquier momento…
Había 200 personas fuera; no era seguro salir sin presencia policial. Nuestro presidente, Eduardo Peláez, intentó en reiteradas ocasiones negociar nuestra salida y fue amenazado. Paralelamente, una representante de la dirección de la Universidad que nos invitó a salir, cuando le comenté que no lo veía seguro, sugirió que la gente que aguardaba nuestra salida podía portar «objetos punzantes o alguna cosilla así».
No se pierdan este vídeo de alumnos retenidos contra su voluntad en la universidad.@LibertadSI_ESP pic.twitter.com/Sh1MZuhqUl— Jaime de Berenguer (@jaimeberenguer) February 17, 2025
Vaya sugerencia…
Hablaba también de herramientas u otros objetos que podían lanzarnos, y nosotros sin señal en el aula para poder comunicarnos con el resto de los compañeros. Era todo tan seguro que a uno de los nuestros le dieron tal paliza que tuvo que estar cinco días hospitalizado.
¿Qué les dirías a quienes os llaman provocadores?
Se equivocan. Yo solo quiero que confluyan muchos discursos y que no nos quedemos enfrascados en una sola cosa. Por eso nació Libertad Sin Ira; necesitamos que, para defender la libertad de expresión, no tengas que exponerte físicamente.
¿Y a quiénes os señalan como cantera de partidos de derechas?
En mi caso particular, quiero ser embajadora; no me interesa la política de partidos. Y, como yo, hay muchos más alumnos en la misma situación: solo reclamamos libertad. Ese es el leitmotiv de Libertad Sin Ira, defender que cada cual piense como quiera. Estamos abiertos a recibir ayuda de cualquiera, pero no defendemos los intereses de ningún partido político.