El volantazo en la política internacional de EEUU está poniendo todo patas arriba. El nuevo enfoque geoestratégico de Trump obliga a Europa a madurar, a darse cuenta de que no puede continuar siendo un balneario woke, hiperregulado, cándidamente pacifista y cuya defensa siempre dependa de los bolsillos de los contribuyentes norteamericanos.
La administración Trump ya ha empezado a hablar con los rusos sobre el fin de su invasión de Ucrania. Sin el concurso del país invadido, sin la muy desdibujada OTAN y sin la interlocución de los países vecinos de Europa. Rompe así un modus operandi mantenido durante las últimas décadas. Y por supuesto que tendrá consecuencias, presentes y futuras.
Llama la atención que esté blanqueando a un tirano que hace tres años invadió a un país soberano causando decenas de miles de muertos, que esas conversaciones de “paz” se estén llevando a un altísima velocidad e intensidad, que EEUU vuelva a la política internacional basada en la ley hobbesiana del más fuerte y que su política internacional ahora prescinda del respeto fundamental a los principios de las democracias liberales.
Llama la atención que esté blanqueando a un tirano que hace tres años invadió a un país soberano
Veremos como avanzan las conversaciones entre norteamericanos y rusos para contentar a los segundos, pero, en cualquier caso, tras este giro en el final de la película, Putin puede darse por ganador e interiorizar que su expansionismo soviético para volver a formar una gran URSS le ha salido muy barato y que quizás sería bueno volverlo a poner en marcha en poco tiempo. No será la primera vez en la historia que un dictadorzuelo repite invasión cuando se ha ido de rositas de la primera.
No seré yo uno más en la lista de opinadores que caricaturizan a Trump. No creo que sea un loco sin criterio ni un político sin argumentos. Aunque la estrategia emprendida por Trump se podría haber llevado a cabo con más diplomacia, tacto, respeto a sus aliados tradicionales y respeto al statu quo, es obvio que hay argumentos que justifican su decisión de cortar por lo sano para acabar con la guerra de Ucrania que lleva meses en vía muerta.
Trump justifica con razón que también tienen derecho a llevar a cabo sus políticas para defender sus intereses, que EEUU no puede seguir siendo la policía del mundo libre, que debe centrar sus esfuerzos en control el eje Pacífico y que sus socios de la OTAN se han negado sistemáticamente a aportar el dinero suficiente para mantener las misiones de esta estructura de defensa y seguridad común.
Los gobiernos europeos se han venido acostumbrando a que el primo de Zumosol norteamericano les resolviera todos los marrones
En esto último tiene toda la razón. Los gobiernos europeos se han venido acostumbrando a que el primo de Zumosol norteamericano les resolviera todos los marrones, incluidos aquellos que han alimentado ellos. La Unión Europea, encantada de haberse conocido, se ha limitado a jugar a ser el faro moral buenista del mundo, a inundar de regulación e impuestos a sus administrados y a criticar el militarismo de otros desde una atalaya que el resto del mundo ya no respeta.
Europa debe decidir (sería bueno que lo hiciera de manera unitaria) a qué juega en este nuevo mundo que viene con tres poderosos actores geoestratégicos: EEUU, China y Rusia. En el viejo continente, más allá de hacernos fotitos en Paris para parecer que pintamos algo, debemos decidir si vale la pena pagar por tener un fuerte ejército común y plantarle cara a sátrapas que bombardeen países vecinos. Los líderes europeos quizás no quieran asumir el desgaste electoral que supone invertir en armamento y recibir ataúdes de soldados muertos, pero, si ese es el caso, luego no pueden arrogarse el derecho a criticar a aquellos que sí gobiernan con realismo.
Es muy triste ver a Europa relegada al papel de cadáver político y pantomima militar. También es lamentable escuchar a los líderes europeos exigir participar en las conversaciones de paz de la guerra de Ucrania cuando no han puesto el dinero necesario, ni soldados en el campo de batalla y ni siquiera se ponen de acuerdo entre ellos. Es más, han seguido comprando gas a Putin como si no pasara nada.
Es muy triste ver a Europa relegada al papel de cadáver político y pantomima militar
Así que, además de criticar la anunciadísima “traición” de Trump, va siendo hora de ponernos las pilas, demostrar que Europa es un continente adulto que levanta las bases de un espacio político fuerte y con ganas de competir con el resto de grandes potencias mundiales. Con paguitas, burocracia, eco resiliencias varias, sermones progres y ejércitos de la señorita Pepis seremos ovejitas para lobos.
Postdata: recordemos que en el sur de España hay un verdadero avispero comandado por Marruecos con muchísimas ganas de picarnos. Nos conviene invertir en seguridad, defensa y estructuras militares potentes.