A estas alturas de la película todos sabemos que las fronteras en España son un auténtico coladero. No estamos destinando recursos para luchar con eficacia contra la inmigración ilegal y las mafias que se forran explotando la necesidad de miles de africanos. La situación en las Islas Canarias es insostenible. La llegada de más de 150.000 inmigrantes ilegales al archipiélago desde 2020 amenaza gravemente la seguridad y la prosperidad de esta región española.
Pedro Sánchez no tiene intención de defender nuestras fronteras. Seguirá colaborando con las ONG’s que ayudan a traer más inmigrantes ilegales, no reforzará con más fragatas, policías y guardias civiles nuestras fronteras, seguirá amplificando con paguitas el “efecto llamada” y aceptará todos los inmigrantes ilegales que Mohamed VI tenga a bien enviarnos. Se limita a repartir por el resto del territorio nacional, con todos los gastos pagados por los sufridos contribuyentes españoles, a miles de inmigrantes ilegales que llegan año a año.
Esta semana ha vuelto a ser noticia este reparto de inmigrantes ilegales, concretamente, el orientado a los menores no acompañados (MENAS). Hemos sabido que el líder socialista repartirá por el resto de las comunidades autónomas más de 4.500 menores no acompañados, de los 6.000 que hay en las Islas Canarias. Dicho esto, hay dos regiones españolas que se librarán de acoger a más MENAS: Cataluña y el País Vasco.
Los nacionalistas, que son muy solidarios de boquilla, le endosan el marrón al resto de territorios españoles. Siguen diciendo que la inmigración masiva e ilegal “vienen a pagarnos las pensiones y a aportar su talento para hacer brillar nuestra sociedad”, pero se quitan del medio en el reparto. Critican a todo aquel que ose denunciar la avalancha migratoria y sus consecuencias, pero ellos no quieren acoger a más MENAS. Mucho “queremos acoger”, “refugees welcome” y “papeles para todos” pero a esos niños que se los coma la malvada e insolidaria Ayuso. Hipocresía nacionalista elevada al cubo.
Sánchez se tragará los sapos que hagan falta para mantener sus resilientes posaderas en la Moncloa. Volverá a aceptar el chantaje nacionalista y tratará de manera injusta al resto de regiones españolas (una vez más). Pocas cosas más deleznables y miserables hemos visto en la política española en los últimos años como esta utilización de los menores no acompañados para traficar apoyos parlamentarios en el Congreso de los Diputados.
Es muy sórdido que Pedro Sánchez utilice a esos niños como moneda de cambio para mantener su estabilidad parlamentaria contentando a PNV, Junts y ERC. Es muy triste no leer ni una sola crítica a la mezquindad separatista en medios de comunicación presuntamente “progresistas”. Es para mear y no echar gota recordar como el bocazas de Rufián decía no hace mucho en el Congreso que “se sentía muy orgulloso de que Cataluña acogiera un montón de MENAS y que quería más MENAS y menos racistas”. Es dantesco ver como un presidente del Gobierno también intenta obtener beneficios parlamentarios a costa del destino de miles de menores inmigrantes.
Postdata: soy consciente de que hablar del reparto de MENAS es jugar en el marco político de la izquierda. El verdadero debate debería ser cómo hacer posible su repatriación inmediata, con todas las garantías, para que esos menores estén con sus familias.
