La Mesa del Congreso de los Diputados ha admitido hoy a trámite la cuestión de confianza al Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presentada por el grupo parlamentario de Junts como proposición no de ley. Si bien es cierto que la medida no es jurídicamente vinculante, puesto que esta prerrogativa pertenece exclusivamente a la figura del Presidente, su tramitación ha generado un terremoto político por la evidente cesión de Sánchez ante las presiones de Puigdemont.
ÚLTIMA HORA | La Mesa del Congreso admite la cuestión de confianza pedida por Junts a Pedro Sánchezhttps://t.co/uLDOI3df1i
— El Confidencial (@elconfidencial) February 4, 2025
Moncloa ha intentado restar importancia al suceso, recordando que es un texto meramente declarativo. Sin embargo, la realidad es que este movimiento forma parte de un «peaje» que Sánchez y el Ejecutivo deben pagar para mantener el frágil equilibrio parlamentario que sustenta la mayoría de gobierno.
Reacciones
Las reacciones han sido inmediatas. La oposición ha acusado al presidente de «bajarse los pantalones» ante Puigdemont, recordando su condición como prófugo de la justicia, que aún así sigue marcando la agenda política en Madrid. El Partido Popular y Vox han denunciado lo que consideran una nueva humillación del Gobierno, sosteniendo que Sánchez está dispuesto a cualquier concesión con tal de mantenerse en el poder. Desde las filas socialistas, en cambio, se ha intentado presentar la medida como parte del «diálogo constructivo» con las fuerzas independentistas.
🏛️ ¿Qué implica que la Mesa del Congreso tramita la cuestión de confianza de Pedro Sánchez?
— COPE (@COPE) February 4, 2025
➡️ @rrodriguezmaeso da la clave detrás del movimiento de PSOE y Sumar admitiendo que salga una versión rebajada de la iniciativa de Junts https://t.co/X4YxNURQda
Por su parte, Junts ha celebrado la admisión a trámite como una victoria política de su relato y un paso más en su estrategia de desgaste al Ejecutivo. Desde Bruselas, Puigdemont ha reafirmado su postura, recordando las declaraciones de Nogueras de que Sánchez “no puede gobernar como si tuviera mayoría absoluta” y que su partido seguirá exigiendo gestos concretos en la senda de la autodeterminación y la amnistía.
El debate sobre la cuestión de confianza está previsto para finales de febrero o principios de marzo. Aunque todo apunta a que Sánchez no cederá a la petición formal de someterse a una votación, este episodio pone de manifiesto la fragilidad de su gobierno y el peso ha regalado a Puigdemont en la política nacional española.Ahora, la pregunta sigue en el aire: ¿hasta dónde está dispuesto a llegar Sánchez para mantenerse en en el poder?