La Generalitat de Catalunya afrontará un 2025 sin presupuestos. A pesar de los esfuerzos del PSC por alcanzar un acuerdo sobre las cuentas de la Comunidad, el repliegue de ERC tras la reelección de Junqueras ha dejado al ejecutivo catalán sin margen para avanzar en un presupuesto que gestiona 45.000 millones de euros.
Un escenario de bloqueo
La portavoz del Govern, Silvia Paneque, ha confirmado tras la reunión del Consejo Ejecutivo que las perspectivas de pactar los presupuestos son nulas. Según la socialista, el veto de los republicanos no solo supone una paralización de las cuentas, sino que afecta también al decreto del Institut Català de Finances, una herramienta clave para garantizar la operatividad durante la prórroga presupuestaria que debía permitir a la institución financiar operaciones por valor de 4.000 millones.
Sin este decreto, que debe ser ratificado en el Parlament la próxima semana, la prórroga presupuestaria no podrá activarse, dejando a la Generalitat con un margen de maniobra limitado.
🔴 EN DIRECTE | La #consellera de @territoricat i #portaveu del #Govern, @SilviaPaneque, informa dels acords que ha adoptat el Consell Executiu després de la reunió celebrada aquest matí al Palau. https://t.co/ja05dgiE8l
— Govern de Catalunya (@govern) January 21, 2025
En su intervención, Paneque ha lamentado la «falta de disposición» de ERC a negociar, recordando el apoyo que los socialistas brindaron a las cuentas republicanas cuando Pere Aragonés era Presidente de la Generalitat. Ha asegurado que su formación sigue apostando por la «política útil» y ha hecho un llamamiento a «llegar a acuerdos en beneficio del país».
Si bien el Govern descarta recortar su plan de acción, la portavoz socialista ha admitido que habrá dificultades para implementar algunos de sus proyectos clave. Mientras tanto, el PSC busca mantener operativa la administración catalana, aunque el panorama político se complica tras el endurecimiento de la postura de ERC.
Con este escenario, Illa deberá afrontar 2025 con herramientas limitadas y un contexto político marcado por la tensión con sus antiguos socios.